La obra de la amistad


Había una vez en un jardín de infantes muy especial, donde todos los días se reunían Lara y sus amigos para jugar y divertirse.

Lara era una niña alegre y curiosa que siempre estaba inventando juegos nuevos para compartir con Mili, Alexia, Bauti, Martina, Melody, Eve, Jazmín y Antonio. Un día soleado, la seño Rocío les propuso a los niños hacer una obra de teatro para presentar a sus familias.

Todos estaban emocionados con la idea y comenzaron a pensar en qué historia representar. Lara sugirió hacer una obra sobre la importancia de la amistad. - ¡Podemos ser animalitos que se ayudan unos a otros! -propuso Lara entusiasmada.

- ¡Sí! Y al final podríamos cantar una canción sobre lo importante que es estar juntos -agregó Mili. Los niños empezaron a preparar el guion de su obra.

Decidieron que Lara sería una conejita muy valiente, Mili una perrita leal, Alexia una gatita cariñosa, Bauti un osito fuerte, Martina una mariposa delicada, Melody un pajarito cantor, Eve una tortuguita sabia, Jazmín un pececito veloz y Antonio un elefantito amigable. Practicaron sus diálogos y coreografías durante días. Se ayudaban mutuamente recordando las líneas y ensayando las canciones.

La seño Rocío los acompañaba con paciencia y alegría en todo momento. Finalmente llegó el día de la gran presentación. Las familias llenaron el salón decorado con dibujos coloridos hechos por los niños.

Las luces se apagaron y comenzó la función. Los pequeños actores subieron al escenario con entusiasmo y demostraron todo su talento. Cantaron hermosas canciones sobre la amistad mientras representaban a sus personajes con gracia y simpatía. Al finalizar la obra, las familias aplaudieron emocionadas.

Estaban orgullosas de sus hijos por transmitir un mensaje tan hermoso a través del arte. Después del espectáculo, todos compartieron abrazos y felicitaciones.

Lara miró a sus amigos con cariño y les dijo:- Gracias por trabajar juntos en esta obra tan linda. Demostramos que cuando nos ayudamos unos a otros podemos lograr cosas maravillosas.

Los niños sonrieron felices porque entendieron que la verdadera magia estaba en la amistad sincera que compartían cada día en ese jardín tan especial donde bailaban, cantaban e imaginaban historias increíbles junto a su querida seño Rocío.

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