La oreja hambrienta y las manzanas mágicas



En un hermoso valle, vivía una oreja muy hambrienta llamada Tito. Un día, Tito sintió un fuerte deseo de comer manzanas frescas, así que decidió aventurarse en el bosque para recoger algunas.

Al principio, Tito estaba un poco asustado, ya que nunca antes había salido solo, pero su gran determinación lo motivó a seguir adelante. Mientras caminaba por el bosque, Tito se encontró con un conejo juguetón llamado Cocoliso.

- ¡Hola, orejita! ¿A dónde te diriges? - preguntó Cocoliso con curiosidad. - Hola, Cocoliso. Estoy buscando manzanas para saciar mi hambre. -respondió Tito. - Yo conozco un lugar mágico donde las manzanas son las más deliciosas que hayas probado. ¡Sígueme! - exclamó Cocoliso emocionado.

Tito, sin pensarlo dos veces, decidió seguir a Cocoliso. Juntos atravesaron un arroyo burbujeante, rodearon un prado lleno de flores de colores vibrantes y finalmente llegaron a un manzano gigante.

En ese momento, un hada traviesa apareció y les dijo: - Solo aquellos con un corazón valiente y generoso pueden comer las manzanas de este árbol mágico. Tito y Cocoliso se miraron con determinación y, sin dudarlo, comenzaron a recoger las manzanas.

Mientras lo hacían, la oreja de Tito comenzó a crecer y crecer, ¡hasta convertirse en una oreja súper gigante! De repente, las manzanas restantes se iluminaron con un resplandor mágico.

El hada les explicó que habían demostrado ser valientes y generosos, por lo que las manzanas se habían convertido en las más deliciosas del mundo y podían compartirlas con todos los habitantes del valle.

Tito y Cocoliso regresaron al valle con las manzanas mágicas y, desde ese día, cada vez que alguien necesitaba comida, Tito cortaba un pedacito de su oreja mágica y compartía la deliciosa fruta con quienes más lo necesitaban.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!