La Oruga Hambrienta



Había una vez una pequeña oruga llamada Luna que vivía en un hermoso jardín. Luna era una oruga muy curiosa y tenía un apetito enorme. Un día, mientras paseaba por el jardín, Luna encontró una deliciosa manzana y decidió saborearla.

-¡Qué rica está esta manzana! -exclamó Luna. Y así, con cada mordisco, Luna comenzó a comer y a contar: 'uno, dos, tres'. Pero pronto, Luna ya no pudo comer más y se durmió feliz.

Al despertar, Luna se encontró con una suculenta pera. '¡Qué suerte!' pensó Luna. 'Voy a comer esta pera'. Entonces, Luna empezó a masticar y a contar: 'uno, dos, tres, cuatro'. Después de la pera, Luna se encontró con un delicioso racimo de uvas.

'¡Qué maravilla! ¡Voy a comer estas uvas!' dijo Luna emocionada. Y así, una por una, Luna comió y contó: 'uno, dos, tres, cuatro, cinco'. La divertida oruga siguió su camino y se topó con una sabrosa zanahoria.

'¡Yo quiero probar esa zanahoria!' exclamó Luna. Y sin perder tiempo, Luna mordió y contó: 'uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis'. De repente, Luna vio una jugosa sandía y no pudo resistirse. '¡Qué enorme y deliciosa sandía! ¡La voy a comer!' dijo Luna con entusiasmo.

Entonces, Luna comenzó a devorarla y a contar: 'uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete'. Después de la sandía, Luna se sintió muy hinchada y cansada, así que se envolvió en su capullo y se durmió.

Pasaron los días y Luna, ya convertida en una hermosa mariposa, salió de su capullo para volar alto y lejos en busca de nuevas aventuras. Y así, la curiosa oruga Luna aprendió a contar mientras disfrutaba de ricos y variados alimentos en el hermoso jardín.

FIN.

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