La osita y el bondadoso borrego
En lo más profundo del bosque, vivía una osita llamada Clarita junto a sus papás. Ellos siempre se iban en busca de comida, dejando a Clarita sola durante horas.
Aunque intentaban regresar lo más pronto posible, a veces se demoraban mucho, y la pequeña osita se sentía triste y desatendida. Pasaron los años, y Clarita notaba que sus padres la descuidaban cada vez más. No le brindaban el cariño y la atención que ella necesitaba.
Un día, mientras deambulaba por el bosque, conoció a un bondadoso borrego. -“Hola, ¿cómo te llamas? ”, preguntó el borrego con gentileza. -“Soy Clarita, ¿y tú? ”, respondió la osita. A partir de ese momento, el borrego y Clarita se convirtieron en grandes amigos.
El borrego la cuidaba, la protegía y le enseñaba a buscar comida. Juntos jugaban, reían y exploraban el bosque. Gracias a la compañía del borrego, Clarita se sintió amada y querida como nunca antes.
Sin embargo, un día, una tormenta muy fuerte azotó el bosque, y la madriguera de Clarita quedó destruida. -“¡Oh no, ¿dónde vamos a dormir ahora? ”, lamentó la osita.
El bondadoso borrego, con una sonrisa en el rostro, le propuso a Clarita ir a vivir a una hermosa cueva que había descubierto tiempo atrás. La cueva era cálida, segura y perfecta para ellos. Clarita se emocionó con la idea y aceptó encantada. En su nueva morada, el borrego y Clarita continuaron su hermosa amistad, ayudándose mutuamente y compartiendo momentos inolvidables.
La osita aprendió a superar los desafíos y a cuidar del borrego tal como él lo hacía con ella.
Juntos, formaron un equipo inseparable, demostrando que el amor y la amistad pueden brindarnos el apoyo que necesitamos en los momentos difíciles. Y a partir de entonces, cada día en la cueva era una nueva aventura para la osita y el bondadoso borrego.
FIN.