La ostra y su perla



En un hermoso rincón del océano Atlántico vivía una ostra llamada Úrsula.

Úrsula era una ostra muy especial, siempre observaba con curiosidad los peces de colores que nadaban a su alrededor y se sentía muy feliz cuando el sol filtraba sus rayos a través del agua. Un día, un pequeño granito de arena se coló dentro de su concha.

Al principio, Úrsula se sintió molesta, pero en lugar de fastidiarse, decidió cubrir el grano de arena con capas y capas de nácar, para protegerse. Con el tiempo, el grano de arena se transformó en una hermosa perla.

Los demás habitantes del océano quedaron maravillados al ver la deslumbrante perla que Úrsula había creado.

A partir de ese momento, Úrsula se convirtió en todo un ejemplo de superación y perseverancia para el resto de las criaturas del mar. "¡Qué hermosa perla has creado, Úrsula!" -exclamó una tortuga.

"Es increíble cómo convertiste algo molesto en algo tan bello" -añadió un pez curioso. Úrsula sonrió con orgullo.

La noticia de la perla de Úrsula llegó a oídos de una joven gaviota llamada Martina.

La gaviota, que soñaba con encontrar el tesoro más preciado del océano, decidió emprender un viaje para buscar a la ostra que había convertido un grano de arena en una valiosa perla. Durante su travesía, Martina conoció a muchos habitantes del océano, quienes le contaron historias sobre Úrsula y su magnífica creación.

Con cada relato, el corazón de Martina se llenaba de inspiración y esperanza. "Ahí va la gaviota que busca la perla de Úrsula" -murmuraban los peces al verla pasar.



Finalmente, Martina encontró a Úrsula y al ver la brillante perla, sintió una enorme admiración por la valiente ostra. "Desde que oí hablar de tu hazaña, supe que tenía que conocerte, Úrsula" -le dijo la gaviota. Úrsula, emocionada por la visita de Martina, decidió regalarle la perla como un símbolo de amistad y agradecimiento.

"No creo que haya tesoro más valioso que el que tienes aquí" -le dijo Úrsula a Martina, señalando su corazón. La gaviota, con lágrimas en los ojos, aceptó el regalo con humildad.



A partir de ese día, la historia de Úrsula y su perla se convirtió en una lección de perseverancia y generosidad para todos los habitantes del océano.

Y Martina, la gaviota, llevó consigo el preciado regalo de Úrsula, recordando siempre que, al igual que la ostra, ella también era capaz de convertir los obstáculos en tesoros. Y así, la valiente ostra y la noble gaviota inspiraron a todos a su alrededor con su increíble historia de resiliencia y amistad.

FIN.

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