La Oveja Curiosa y Su Valiente Pastor
Érase una vez en un hermoso valle, un pastor llamado Tomás que cuidaba de su rebaño de ovejas. Tenía una oveja en particular que era muy curiosa y siempre se aventuraba un poco más lejos que las demás. Su nombre era Lila. Un día, mientras el sol brillaba en lo alto, Lila decidió explorar unas flores que había visto a lo lejos.
"¡Mira qué lindas son!", exclamó Lila mientras se acercaba a las flores. Todo estaba tan tranquilo y bonito que no se dio cuenta de que se alejaba más de lo permitido. Cuando alzó la vista, se dio cuenta de que el rebaño había desaparecido.
"Oh no, ¿dónde están todos?", se preocupó Lila. Pero en vez de regresar, decidió seguir validando su aventura. La noche pronto llegó y, mientras Lila se sentaba bajo la brillante luna, empezó a escuchar ruidos extraños.
"¿Pero qué es eso?", preguntó Lila asustada, paralizada por la incertidumbre. En la oscuridad, sombras de animales comenzaron a acercarse. Recordó historias que había escuchado sobre los peligros nocturnos.
"No tengo que tener miedo. Mi pastor Tomás vendrá a buscarme", se dijo a sí misma, sintiéndose un poco más tranquila. Mientras tanto, Tomás, al darse cuenta de que Lila no había regresado al rebaño, comenzó a preocuparse.
"¡Lila!", gritó. Cuando el eco de su voz se perdió en la brisa, decidió que debía ir a buscarla. Con su linterna en mano, se adentró en el bosque oscuro, siguiendo el camino que consideraba que Lila podría haber tomado.
"¿Dónde te has metido, Lila?", murmuró Tomás mientras buscaba entre los arbustos y árboles.
De repente, escuchó un balido débil. "¡Eso es! ¡Viene de allí!", pensó emocionado.
Al llegar al lugar donde estaba Lila, la encontró temblando de miedo, rodeada por los enemigos nocturnos. "¡Oh, Lila!", exclamó Tomás, calmando a la oveja con su voz llena de cariño. "No temas, estoy aquí para protegerte".
"¡Tomás!", respondió Lila aliviada, corriendo hacia él. Juntos, se enfrentaron a los peligros. Tomás, con valentía, empezó a hacer ruido para ahuyentar a las sombras.
"¡Váyanse de aquí!", gritó, y sorprendentemente, los animales se alejaron al ver al pastor tan decidido.
Lila miró a Tomás con admiración. "¡Eres muy valiente!", le dijo.
"No podría dejar que algo te hiciera daño, Lila. Eres parte de mi familia", respondió Tomás sonriendo.
Tomás llevó a Lila de regreso a casa, donde las estrellas brillaban en el cielo. Al llegar, todas las demás ovejas la recibieron con alegría. "¡Te extrañamos, Lila!", balaron las demás.
Lila se sintió feliz, no solo por haber tenido una nueva aventura, sino también por tener un pastor que siempre estaba dispuesto a protegerla.
"Lo siento, Tomás. Debí haber vuelto antes", dijo Lila.
"No te preocupes. Lo importante es que aprendiste a no alejarte tanto y que siempre debemos cuidar de nosotros mismos y del grupo", respondió Tomás, mientras acariciaba la lana de Lila.
Desde ese día, Lila fue un poco más cuidadosa, pero siguió siendo curiosa. Sabía que confiando en su pastor y cuidando de su rebaño, podía disfrutar de nuevas aventuras.
FIN.