La oveja negra


Había una vez en un idílico valle de la Patagonia, un rebaño de ovejas blancas y esponjosas, todas muy unidas y contentas. Sin embargo, entre todas las ovejas, había una que se distinguía por ser negra como la noche. Esta oveja, a pesar de ser cariñosa y amigable, se sentía diferente y a menudo era excluida por las otras ovejas. Un día, cansada de ser diferente, decidió emprender un viaje en busca de aceptación y reconocimiento.

La oveja negra caminó y caminó, atravesando praderas y bosques, hasta que llegó a un pueblo habitado por animales de todos los colores y tamaños. Allí, conoció a un simpático zorro que le dio algunos consejos sobre cómo encontrar su lugar en el mundo. "No importa tu color, lo que importa es lo que tienes en tu corazón", le dijo el zorro con amabilidad.

Con el ánimo renovado, la oveja negra decidió regresar al valle de las ovejas blancas. Al llegar, se encontró con que un lobo feroz acechaba al rebaño. Sin dudarlo, la oveja negra utilizó su astucia y valentía para guiar al rebaño hacia un lugar seguro, alejado del lobo.

Las otras ovejas, sorprendidas y agradecidas, comenzaron a valorar a la oveja negra por su coraje y determinación. A partir de ese día, la oveja negra fue aceptada y respetada por todas. Aunque era diferente, había demostrado que su valor y bondad eran mucho más importantes que el color de su lana.

Y así, la oveja negra vivió feliz y orgullosa de ser quien era, enseñando a todos que la verdadera belleza radica en el interior de cada uno.

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