La oveja que quiso ser hermosa
En las praderas de la Patagonia vivía una oveja llamada Mora. Mora era la única oveja del rebaño que no tenía lana. Su cuerpo era liso y desnudo, lo que la hacía sentirse fea y diferente.
Todos los días, Mora miraba a las otras ovejas y deseaba ser tan hermosa como ellas. Un día, decidió hablar con la sabia y amable vaca Estrella.
"Estrella, ¿por qué las otras ovejas tienen lana y yo no? ¿Por qué no puedo ser hermosa como ellas?" -preguntó Mora con tristeza. Estrella, con su voz suave, le respondió: "Querida Mora, cada ser en este mundo tiene su propósito. Tú eres especial de una manera distinta.
En ti hay algo más valioso que la lana: tienes un corazón amable y una fuerza interior que aún no has descubierto." Mora no entendía bien las palabras de Estrella, pero decidió emprender un viaje en busca de su propósito.
En su travesía, conoció a un zorro parlanchín, un picaflor encantador y un caracol con mucha paciencia. Cada uno le enseñó algo nuevo y valioso.
El zorro le mostró que la verdadera belleza sale del interior, el picaflor le enseñó a admirar la naturaleza que la rodeaba, y el caracol le demostró que la paciencia es una gran virtud. Con todas estas enseñanzas, Mora se dio cuenta de que su propósito no era tener lana, sino ser una oveja sincera, generosa y valiente.
Regresó al rebaño con una nueva mirada y una nueva actitud. Cuando las otras ovejas se sorprendieron al verla de regreso, Mora les explicó todo lo que había aprendido.
A partir de ese día, Mora se convirtió en el apoyo de todos en el rebaño, siendo una oveja amable, paciente y sabia. Las demás ovejas la admiraban y respetaban, no por su lana, sino por su valioso espíritu. Mora entendió que su belleza radicaba en su bondad y esto la hizo feliz.
Desde entonces, todas las ovejas aprendieron a valorar lo que realmente importaba, recordando las enseñanzas de Mora. Y así, el rebaño vivió en armonía, entendiendo que cada uno tiene un propósito único y especial.
FIN.