La oveja y el lobo


En una tranquila pradera de la Patagonia vivía una oveja llamada Lola. Ella era la más curiosa de todas las ovejas y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba un bosque cercano, se encontró con un lobo llamado Lautaro. Al principio, ambos se asustaron, pero pronto descubrieron que tenían mucho en común. Lautaro resultó ser un lobo muy amistoso que no se parecía en nada a los otros lobos que Lola había conocido en el pasado.

Juntos, decidieron romper con el prejuicio de que los lobos y las ovejas no podían ser amigos. Pasaron días jugando, compartiendo historias y cuidándose el uno al otro.

Lautaro ayudaba a proteger a Lola de los peligros del bosque, y Lola enseñaba a Lautaro a cuidar de su rebaño.

Con el tiempo, su amistad se convirtió en un ejemplo para todas las ovejas y lobos de la región, demostrando que, a pesar de nuestras diferencias, podemos encontrar maneras de entendernos y ser amigos. Su amistad inspiró a todos a dejar de lado los prejuicios y a aprender a valorar a los demás por lo que son en su interior.

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