La Paloma de la Paz



Había una vez en la selva de Arbolandia, un lugar hermoso pero lleno de ruidos y gritos. Los animales habían dejado de ser amigos y ahora eran solo orgullosos. Todos querían ser los más fuertes, los más rápidos y los más ruidosos. Los leones rugían, las serpientes silbaban, y los monos chillaban. La selva estaba llena de disturbios y conflictos.

Un día, mientras todos discutían y pelean sobre quién era el rey de la selva, una paloma blanca llegó volando. Se posó en una rama y observó todo con curiosidad.

"¿Qué sucede aquí?" - preguntó la paloma con voz suave.

Todos los animales se quedaron en silencio. Nadie les había preguntado eso en mucho tiempo.

"¡Este es un lugar de lucha!" - dijo el león con su voz poderosa.

"¡Cada uno tiene que demostrar su tamaño y fuerza!" - agregó la jirafa con su cuello estirado.

La paloma sonrió con ternura. "Pero ¿acaso no desean ser amigos? La selva se vería tan diferente si todos estuvieran en paz."

Los animales se miraron entre sí, pero pronto, el orgullo volvió a hablar. "¡No necesitamos a nadie!" - bramó el tigre. "Solo queremos demostrar quién es el mejor."

Sin desanimarse, la paloma se movió un poco más cerca.

"¿Y si compiten de una manera diferente? ¿Por qué no realizan una prueba de amistad y no de fuerza?" - propuso.

Los animales se quedaron intrigados. "¿Cómo sería eso?" - preguntó la tortuga, que había sido ignorada durante mucho tiempo.

"Podemos dividirnos en equipos y ayudarnos entre nosotros. Quizás así encuentren la verdadera fuerza: el trabajo en equipo."

Los animales dudaron. Sin embargo, el león, que también estaba un poco cansado de siempre pelear, decidió aceptar. "Está bien, hagamos tu prueba de amistad, pero si fallamos, seguiremos siendo los más orgullosos."

La paloma organizó los equipos. Los más grandes se emparejaron con los más pequeños. Los leones, tigres y monos debían trabajar con las tortugas, los pájaros y los roedores. nadie estaba seguro de lo que iba a suceder.

El primer desafío consistió en construir un refugio. Los animales fuertes intentaron hacer todo el trabajo ellos mismos, pero pronto se dieron cuenta de que no podían hacerlo sin ayuda de los más pequeños. La tortuga sugirió "Mirad cómo puedo moldear los troncos, y ustedes, con su fuerza, pueden levantarlos."

Juntos, lograron construir algo fuerte y resistente. Tras ese desafío, el orgullo de los leones había comenzado a desvanecerse, pero aún había más.

El segundo desafío fue encontrar alimento. "Necesitamos ser más astutos" - dijo el gorrión. "Tal vez los pequeños podamos guiarlos para que encuentren las frutas que están más lejos."

Los orgullosos leones y tigres se sintieron un poco incómodos al seguir las indicaciones de los pequeños, pero viendo que el trabajo en equipo traía resultados, decidieron dejar a un lado su orgullo. Así, juntos, recolectaron más comida que nunca y se rieron mientras lo hacían.

El último desafío fue el más complicado: cruzar un río crecido. Las corrientes eran fuertes, y algunos se sentían muy asustados. La paloma propuso "Formemos una cadena. Los más grandes nos protegerán y nosotros, los más pequeños, los guiaríamos."

Tienen que tener confianza los unos en los otros. Con miedo, pero decididos, los animales formaron una cadena. Al principio, el león y el tigre eran reacios a aceptar que necesitaban a los demás. Sin embargo, rápidamente se dieron cuenta de que, sin la sabiduría de la tortuga o la agilidad de la ardilla, jamás habrían podido cruzar. Finalmente, todos lograron llegar al otro lado.

Al llegar a la orilla, los animales comenzaron a celebrar.

"¡Lo logramos!" - exclamó la paloma con gran alegría.

"No puedo creer que hayamos logrado todos estos desafíos juntos", - dijo la jirafa con una sonrisa. "¡Esto es mucho mejor que ser solo el más fuerte!"

"Ahora comprendemos que la amistad y el trabajo en equipo son lo más importante", - añadió el tigre, sonrojado pero sincero.

Desde ese día en adelante, los animales de Arbolandia aprendieron a trabajar juntos. El ruido de la selva cambió de rugidos a risas y alegría. La paloma, al ver todo esto, decidió que había cumplido su misión y emprendió el vuelo hacia nuevas aventuras, pero dejó una semilla de paz en el corazón de cada animal.

Y así, la selva de Arbolandia se transformó en un lugar donde todos eran amigos, y el orgullo dio paso a la fuerza de la unión y la colaboración.

FIN.

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