La paloma y el león bondadoso


Había una vez una hermosa paloma llamada Blanca, que volaba libremente por los cielos del bosque. Un día, mientras exploraba una zona desconocida, un fuerte viento la desvió de su camino y terminó chocando contra un árbol.

La pobre paloma cayó al suelo con el ala lastimada y no podía volar. Blanca estaba asustada y confundida. No sabía cómo llegar a casa ni qué hacer con su ala herida.

Justo en ese momento, un león llamado Simón pasaba por allí y escuchó los débiles chillidos de la paloma. Al acercarse, vio a Blanca en el suelo y se dio cuenta de que necesitaba ayuda.

Simón era conocido como el "león bueno" porque siempre ayudaba a los animales del bosque sin importar cuán pequeños o indefensos fueran. Con mucho cuidado, tomó a Blanca entre sus enormes patas y la llevó hasta su guarida.

Una vez en la guarida del león bueno, Simón examinó el ala lastimada de Blanca y decidió que lo mejor sería descansar para permitirle sanar adecuadamente. Durante días, Simón cuidó de Blanca, trayéndole comida y agua fresca todos los días.

Mientras tanto, Blanca se sentía muy agradecida por toda la ayuda que recibía del león bueno. A pesar de ser tan grande y poderoso, Simón tenía un corazón amable e hizo todo lo posible para asegurarse de que ella estuviera cómoda.

Un día soleado, cuando finalmente llegó el momento de que Blanca intentara volar nuevamente, Simón la acompañó hasta un claro abierto en el bosque. Animándola con palabras de aliento, le dijo: "¡Vamos, Blanca! Estoy seguro de que puedes hacerlo". Blanca se concentró y extendió sus alas.

Con un impulso suave, comenzó a batirlas lentamente. Al principio fue difícil, pero poco a poco ganaba confianza y fuerza. Simón la miraba con orgullo mientras ella volaba más alto y más lejos.

Desde ese día en adelante, Blanca se convirtió en una paloma valiente y decidida. Ella siempre recordaría el amoroso cuidado del león bueno que la rescató cuando estaba herida y necesitada.

Blanca decidió compartir su historia con otros animales del bosque para inspirarlos a ayudarse mutuamente cuando lo necesitaran. Aprendieron que no importa cuán diferentes sean o cuán grandes o pequeños sean, todos pueden ser buenos amigos y brindarse apoyo cuando sea necesario.

Y así, gracias a la amistad entre una paloma herida y un león bueno, los animales del bosque aprendieron sobre la importancia de ser solidarios y compasivos unos con otros. Juntos crearon un ambiente seguro y acogedor donde todos podían vivir felices para siempre.

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