La panadería solidaria



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de animalitos que trabajaban juntos en una panadería. El dueño y jefe de la panadería era Don Conejo, un personaje algo peculiar.

Siempre que los animalitos terminaban sus tareas diarias, en lugar de felicitarlos por su buen trabajo, Don Conejo les pedía hacer más cosas. Un día, los empleados de la panadería estaban muy emocionados porque habían logrado hornear las mejores medialunas que se hubieran visto jamás.

Estaban tan orgullosos de su trabajo que esperaban recibir el reconocimiento y elogio de Don Conejo.

Pero para su sorpresa, en lugar de felicitarlos, Don Conejo les dijo:- ¡Muy bien hecho! Ahora necesito que preparen también docenas de facturas y cien kilos de pan para mañana temprano. Los animalitos se sintieron desanimados al principio, pero luego recordaron algo importante: trabajar en equipo y apoyarse mutuamente.

Así que decidieron poner manos a la obra y ayudarse unos a otros para cumplir con todas las tareas adicionales que les había asignado Don Conejo. El primer paso fue organizarse mejor: el Ratón se encargó del amasado del pan, mientras que la Hormiga preparaba las facturas con destreza.

El Pájaro carpintero ayudaba a llevar los ingredientes más pesados, y el Zorro se ocupaba de repartir los pedidos a tiempo. A medida que trabajaban juntos y se apoyaban mutuamente, los animalitos descubrieron lo mucho que podían lograr cuando colaboraban como equipo.

A pesar del trabajo extra impuesto por Don Conejo, lograron terminar todas las tareas a tiempo e incluso superar sus propias expectativas.

Al final del día, cuando Don Conejo vio todo el trabajo realizado por sus empleados, no pudo contener su sorpresa y admiración:- ¡Estoy impresionado! Nunca imaginé que podrían cumplir con todas estas tareas adicionales tan rápido y tan bien hechas. Los felicito por su esfuerzo y dedicación.

Los animalitos sonrieron satisfechos al escuchar las palabras de reconocimiento de Don Conejo. Se dieron cuenta de que habían aprendido una valiosa lección: siempre hay formas creativas de enfrentar los desafíos si trabajan juntos como equipo.

Desde ese día en adelante, Don Conejo cambió su actitud hacia sus empleados y comenzó a valorar más su arduo trabajo. Y los animalitos continuaron trabajando en la panadería con alegría y entusiasmo, sabiendo que podían superar cualquier desafío si permanecían unidos y enfocados en sus metas comunes.

Y colorín colorado este cuento sobre cómo trabajar en equipo ha terminado.

FIN.

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