La pantera amable y sus amigos ingeniosos



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una pantera llamada Luli. Era rápida y ágil, y su pelaje negro la hacía destacar entre los demás animales del bosque.

A pesar de ser temida por muchos, Luli era amable y siempre estaba dispuesta a ayudar. Un día, mientras correteaba por el bosque, Luli se encontró con un hornero que estaba construyendo su nido en lo alto de un árbol.

El hornero estaba teniendo dificultades para sostener las ramitas y la arcilla que necesitaba para construir su hogar. "¿Necesitas ayuda?" - preguntó Luli acercándose al hornero. "¡Sí! Muchas gracias" - dijo el hornero con alivio.

Luli rápidamente trepó al árbol y comenzó a sostener las ramitas para que el hornero pudiera pegarlas con la arcilla. Juntos trabajaron arduamente hasta que el nido estuvo completo. "Muchas gracias por tu ayuda" - dijo el hornero agradecido.

Luli sonrió y continuó corriendo por el bosque hasta que llegó a una zona más urbana donde había mucho basura acumulada en las calles. Allí se encontró con Tacho, un gato callejero muy hambriento.

"Hola Tacho ¿cómo estás?" - preguntó Luli preocupada al verlo tan flaco. "No muy bien, no he comido nada en días" - respondió tristemente Tacho. Luli recordó haber visto algunas ratas cerca del lugar donde vivía Claudita, una niña que solía alimentar a los animales del vecindario.

Decidió llevar a Tacho hasta allí para que pudiera conseguir algo de comida. Cuando llegaron, Claudita estaba jugando en el jardín con su pelota. Luli se acercó y le explicó la situación de Tacho.

"¡Claro! Tengo un poco de comida para compartir" - dijo Claudita amablemente. Tacho comió ansiosamente mientras Luli y Claudita conversaban sobre la importancia de cuidar a los animales del vecindario y mantener las calles limpias.

Mientras tanto, Hilo, una araña muy astuta había estado observando todo desde su telaraña cercana. Hilo era conocida por ser muy buena construyendo trampas para capturar insectos y pequeños animales. "Vaya, vaya, vaya...

aquí hay mucho potencial para mi próximo proyecto" - pensó Hilo maliciosamente mientras tejía una red alrededor del árbol donde estaban Luli, Tacho y Claudita. De repente, cuando menos lo esperaban, todos quedaron atrapados en la trampa de Hilo. Intentaron liberarse pero no podían moverse ni salir.

"¿Cómo vamos a salir de aquí?" - preguntó angustiada Claudita mirando a sus amigos atrapados junto a ella. Luli recordó que había visto algunas tijeras cerca del lugar donde habían construido el nido del hornero.

Les pidió ayuda para que pudieran traerlas y cortar la red que los tenía atrapados. Juntos trabajaron arduamente hasta lograr liberarse gracias al ingenio de Luli y la colaboración entre ellos.

Después de ese incidente, Luli, Tacho y Claudita se convirtieron en grandes amigos y trabajaron juntos para mantener la ciudad limpia y ayudar a los animales que lo necesitaban. Hilo aprendió una gran lección sobre el valor de la amistad y decidió dejar de construir trampas para siempre.

Y así, gracias a la astucia y solidaridad de Luli, todos vivieron felices para siempre.

FIN.

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