La partida de escondite mágico en Escobaville
En un pequeño pueblo llamado Escobaville, todos los años se celebraba una gran fiesta de Halloween. Los habitantes del pueblo se disfrazaban, decoraban sus casas con calabazas y se preparaban para una noche llena de diversión y sustos.
En el centro del pueblo vivía la Bruja Margarita, una bruja buena que siempre ayudaba a los demás con sus hechizos.
Aunque muchos tenían miedo de ella por su aspecto y su risa estruendosa, en realidad era muy amable y generosa. Un día antes de la gran fiesta de Halloween, la Bruja Margarita decidió jugarle una broma a los niños del pueblo.
Sabía que estaban emocionados por encontrar el escondite perfecto para jugar al tradicional juego de "Escondite de Escobas Hechizas". Así que decidió asustarlos un poco para hacer la noche más emocionante.
Esa tarde, mientras los niños preparaban sus disfraces y se reunían en la plaza del pueblo, la Bruja Margarita lanzó un hechizo sobre las escobas que iban a utilizar en el juego. Las convirtió en escobas voladoras que reían y hacían travesuras por todo el pueblo.
Al caer la noche, los niños comenzaron a buscar un lugar para esconderse mientras las escobas voladoras revoloteaban a su alrededor. Al principio tuvieron miedo, pero pronto se dieron cuenta de que las escobas solo querían jugar. -¡Miren eso! ¡Las escobas están bailando! -exclamó Laura, una niña valiente y curiosa.
Los niños comenzaron a reír y a seguir a las escobas por todo el pueblo. Descubrieron rincones secretos y pasadizos ocultos que nunca habían visto antes. La Bruja Margarita observaba desde lejos con una sonrisa satisfecha.
Finalmente, llegó el momento de contar hasta cien para que los demás pudieran salir a buscar a los escondidos. Los niños regresaron al punto de inicio, entre risas y emoción por la divertida experiencia que habían vivido gracias a las traviesas escobas hechizadas.
-¡Esa fue la mejor partida de Escondite de Escobas Hechizadas! ¡Gracias Bruja Margarita! -gritaron todos los niños al unísono. La Bruja Margarita se acercó caminando lentamente hacia ellos con su sombrero puntiagudo y su varita mágica brillante.
-Recuerden siempre mantener viva la magia dentro de ustedes. Nunca teman lo desconocido ni juzguen por las apariencias. La verdadera diversión está en explorar lo diferente y descubrir nuevas aventuras -les dijo con voz suave pero firme.
Desde ese día en adelante, los habitantes de Escobaville aprendieron a no dejarse llevar por el miedo o los prejuicios, valorando cada nueva experiencia como una oportunidad única para crecer y aprender algo nuevo.
FIN.