La pasión de Guille


Guille era un niño de campo que vivía en una pequeña casa rodeada de árboles frutales y animales.

Desde que era pequeño, siempre había ayudado a sus padres en las tareas del campo, pero nunca sabía qué quería hacer cuando fuera grande. Un día, mientras paseaba por el campo con su perro Rocky, se encontró con un grupo de niños jugando al fútbol. Guille se acercó para ver cómo jugaban y pronto comenzaron a hablarle.

"¡Hola! ¿Quieres jugar con nosotros?" preguntó uno de los niños. Guille estaba emocionado por la invitación y rápidamente se sumó al juego. A medida que pasaba el tiempo, Guille se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba jugar al fútbol.

Se sentía libre y feliz corriendo detrás de la pelota y haciendo goles. Después del partido, los niños le pidieron a Guille que se uniera a su equipo local.

Al principio dudó porque no quería dejar el trabajo en el campo, pero luego recordó lo feliz que había sido jugando al fútbol. Finalmente decidió probar. Los entrenamientos eran difíciles para Guille porque no tenía mucha experiencia jugando al fútbol organizado.

Pero poco a poco fue mejorando gracias a la ayuda de sus compañeros de equipo y entrenador. Un día antes del gran partido contra un equipo rival muy fuerte, el entrenador les dijo algo importante:"Chicos, recuerden siempre dar lo mejor de sí mismos en todo momento".

Guille entendió lo importante que era esforzarse al máximo en todo lo que hacemos. Y así fue como llegó el gran día del partido. Guille estaba nervioso, pero también muy emocionado.

El partido comenzó y el equipo de Guille jugaba bien, pero el otro equipo era muy fuerte. Hasta que llegó el momento crucial del partido: quedaban solo unos minutos para terminar y estaban empatados.

Guille recibió la pelota y con un gran esfuerzo logró hacer un gol increíble. "¡Gol! ¡Gol! ¡Gol!" gritaron todos los niños del equipo. Guille se sintió feliz y orgulloso de sí mismo por haber dado lo mejor de sí en ese momento decisivo.

Al final, su equipo ganó el partido gracias a su gran esfuerzo y trabajo en equipo. A partir de ese día, Guille supo que quería ser futbolista cuando fuera grande.

Pero también aprendió algo más importante: que siempre debemos dar lo mejor de nosotros mismos en todo lo que hacemos, sin importar qué tan difícil sea. Y así fue como Guille encontró su pasión por el fútbol gracias a la ayuda de sus amigos y al esfuerzo constante que puso en cada entrenamiento y partido.

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