La pastorcita y sus ovejas
Había una vez en el hermoso campo, una pastorcita llamada Lola. Lola era una niña muy alegre que cuidaba con mucho cariño a sus ovejitas. Todos los días, tempranito, Lola salía al campo con su cestita y su flauta, para llevar a pasear a sus amiguitas lanudas.
- ¡Buenos días, ovejitas! ¡Es hora de desayunar! - exclamaba Lola alegremente mientras repartía la comida.
Las ovejitas, contentas, seguían a Lola por el campo, mientras ella las entretenía con dulces melodías de su flauta. Un día, mientras paseaban, una de las ovejitas llamada Margarita, se extravió.
- ¡Oh no, Margarita se ha perdido! - exclamó preocupada la pastorcita.
Lola decidió buscar a su amiguita, y después de recorrer el campo, la encontró cerca de un arroyo. Margarita estaba asustada, pero Lola la abrazó y le explicó que no debía separarse del grupo.
A partir de ese día, Lola siempre contaba las ovejitas para asegurarse de que ninguna se extraviara. Les enseñó a nunca alejarse solas y a estar juntas para cuidarse mutuamente. Con el tiempo, las ovejitas aprendieron a seguir las indicaciones de Lola y a cuidarse unas a otras.
Moraleja: La unión y el cuidado mutuo nos hacen más fuertes y seguros. En la amistad y solidaridad, encontramos protección y compañía.
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FIN.