La patada del corazón



Markel era un chico de 13 años apasionado por el fútbol. Desde que aprendió a caminar, tenía una pelota pegada a sus pies y siempre soñaba con convertirse en un gran futbolista.

Un día, mientras estaba en la escuela, recibió una noticia que lo dejó sin aliento. El director de su colegio se acercó a él y le dijo: "¡Markel! Tengo una gran noticia para ti.

¡Has sido seleccionado para formar parte del equipo juvenil de fútbol de la ciudad!"Markel no podía creer lo que acababa de oír. Su corazón latía tan rápido como si hubiera marcado el gol más importante de su vida.

No podía esperar para llegar a casa y compartir la emocionante noticia con su familia. Cuando llegó a casa esa tarde, encontró a su mamá preparando la cena en la cocina.

Con una sonrisa enorme en su rostro, Markel exclamó: "¡Mamá! ¡Tengo algo increíble que contarte! He sido seleccionado para jugar en el equipo juvenil de fútbol de la ciudad". Su mamá dejó caer los cubiertos y corrió hacia él con lágrimas de alegría en los ojos. Lo abrazó fuertemente y dijo: "Hijo, estoy tan orgullosa de ti.

Siempre he sabido que tenías talento para el fútbol". Los días pasaron rápidamente y Markel se dedicó aún más al entrenamiento.

Pasaba horas practicando sus habilidades con la pelota en el patio trasero e incluso convenció a sus amigos del vecindario para que jugaran partidos improvisados en el parque. Un día, durante un entrenamiento con su nuevo equipo, Markel se dio cuenta de que no estaba rindiendo al máximo.

Le costaba seguir el ritmo y cometía errores que normalmente no haría. Estaba frustrado consigo mismo y temía perder su lugar en el equipo.

Después del entrenamiento, el entrenador se acercó a él y le preguntó: "Markel, ¿qué te pasa? Sé que eres mucho mejor jugador de lo que estás mostrando hoy". Markel suspiró y explicó: "Entrenador, creo que estoy perdiendo la confianza en mí mismo. Siento presión por rendir bien y tengo miedo de defraudar a mi familia y amigos".

El entrenador sonrió comprensivamente y dijo: "Markel, todos pasamos por momentos difíciles donde nuestra confianza se ve afectada. Pero quiero que recuerdes algo importante: juegas al fútbol porque amas este deporte.

No te concentres tanto en los resultados o en lo que piensan los demás. Concéntrate en disfrutar cada momento en el campo". Aquellas palabras resonaron fuertemente en la mente de Markel. A partir de ese día, decidió dejar atrás sus miedos e inseguridades para simplemente disfrutar del juego.

Se enfocó más en divertirse con sus compañeros de equipo y menos en las expectativas externas. Con el tiempo, Markel recuperó su confianza perdida y volvió a demostrar todo su talento sobre el campo.

Su desempeño mejoró notablemente y comenzaron a llegarle oportunidades únicas. Un día, mientras jugaban un partido importante contra otro equipo destacado de la ciudad, Markel marcó el gol ganador en los últimos minutos del partido.

El estadio estalló en aplausos y su equipo lo levantó en el aire como un héroe. Después del partido, su familia y amigos se acercaron a él con lágrimas de alegría en los ojos.

Todos estaban orgullosos de él por nunca rendirse y seguir persiguiendo sus sueños a pesar de las dificultades. Desde aquel día, Markel siguió jugando al fútbol con pasión y determinación. Aprendió que el verdadero éxito no se mide solo por los resultados, sino por la felicidad que te brinda hacer lo que amas.

Y así, Markel continuó escribiendo su propia historia en el mundo del fútbol, inspirando a otros niños a perseguir sus sueños sin importar lo que pase.

FIN.

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