La paz en Pazlandia


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Pazlandia, donde vivían dos amigos inseparables: David y Ahmed. A pesar de ser de diferentes culturas y religiones, ellos siempre encontraban la manera de llevarse bien y jugar juntos.

Un día, mientras jugaban al fútbol en el parque, escucharon un ruido fuerte proveniente del cielo. Al mirar hacia arriba, vieron aviones volando muy bajo y dejando caer bombas en el pueblo vecino. David y Ahmed se asustaron mucho.

Corrieron a sus casas para contarle a sus padres lo que había sucedido. Los adultos estaban preocupados por la situación y explicaron a los niños que había un conflicto entre Palestina e Israel. Los días pasaron y los ataques continuaron.

La gente de Pazlandia estaba cada vez más asustada. David y Ahmed sabían que tenían que hacer algo para ayudar a su comunidad.

Un día, mientras caminaban cerca del bosque cercano al pueblo, encontraron un viejo libro mágico escondido entre las ramas de un árbol. Decidieron abrirlo con cuidado y descubrieron que podía concederles tres deseos. David sugirió usar uno de esos deseos para detener la guerra entre Palestina e Israel.

Ambos estuvieron de acuerdo y cerraron los ojos muy fuerte mientras pedían con todas sus fuerzas: "¡Queremos paz en nuestro país!"De repente, una luz brillante envolvió el libro mágico y luego desapareció como por arte de magia.

Los niños abrieron los ojos lentamente esperando ver algún cambio, pero nada parecía haber sucedido. Desanimados, regresaron al pueblo y se encontraron con una sorpresa. La gente estaba reunida en la plaza principal, ondeando banderas blancas y sonriendo unos a otros.

David y Ahmed no podían creerlo, ¡la guerra había terminado! La noticia se esparció rápidamente por todo el país. Todos celebraban la paz que ahora reinaba en Pazlandia.

Las personas comenzaron a construir escuelas y hospitales para ayudar a reconstruir lo que se había perdido durante los ataques. David y Ahmed se dieron cuenta de que el segundo deseo del libro mágico ya no era necesario.

En cambio, decidieron usarlo para pedir un futuro brillante para todos los niños de su país. Con el tercer deseo, pidieron que todas las diferencias culturales y religiosas fueran aceptadas y respetadas por todos. Querían vivir en un mundo donde la amistad prevaleciera sobre cualquier conflicto.

A medida que pasaba el tiempo, David y Ahmed siguieron siendo amigos inseparables. Juntos trabajaron arduamente para promover la paz en su comunidad e inspirar a otros a hacer lo mismo.

Y así fue como Pazlandia se convirtió en un lugar donde las diferencias eran celebradas, donde los niños jugaban juntos sin importar su origen o creencia religiosa. Gracias al poder de la amistad y del deseo de paz, Palestina e Israel lograron vivir en armonía para siempre. Fin

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