La Pelota de la Amistad



Había una vez dos perritos muy juguetones que vivían en el parque de la ciudad. Uno era un pequeño terrier llamado Tito y el otro era un labrador grande y fuerte llamado Bruno.

A ambos les encantaba correr, saltar y jugar con su pelota favorita. Un día soleado, mientras jugaban con la pelota, Tito se acercó a Bruno para tomarla pero éste no quería compartirla. "¡Déjame la pelota! ¡Es mi turno!", le dijo Tito.

"No, es mía", respondió Bruno gruñendo. Tito intentó quitarle la pelota pero Bruno lo empujó con fuerza haciendo que cayera al suelo. Tito se enfureció e intentó morder a Bruno pero éste lo esquivó rápidamente.

"¡Eso no se hace! ¡Me hiciste daño!", lloriqueó Tito mientras se alejaba del lugar. Bruno se sintió mal por haber lastimado a su amigo y decidió ir a buscarlo para disculparse.

Después de un rato de búsqueda encontró a Tito sentado bajo un árbol triste y solitario. "Lo siento mucho por haberte lastimado. Fui egoísta y no quise compartir la pelota contigo", dijo Bruno apenado. "Está bien, no importa", respondió Tito sin muchas ganas de hablar.

Pero Bruno insistió: "De verdad lo siento mucho, ¿podemos ser amigos?"Tito dudó por un momento pero luego acepto: "Está bien, podemos ser amigos". Desde ese día los dos perritos comenzaron a jugar juntos y a compartir la pelota sin pelear.

Aprendieron que lo importante no era tener la pelota sino disfrutar del juego juntos. Un día, mientras jugaban en el parque, apareció un pequeño cachorro perdido. Los dos amigos se acercaron para ayudarlo y descubrieron que estaba desorientado y asustado.

"Pobrecito, está muy asustado", dijo Tito preocupado. "Sí, debemos ayudarlo", respondió Bruno con determinación. Así que los dos perritos decidieron cuidar al cachorrito hasta encontrar a su dueño.

Durante días lo protegieron del frío, le dieron comida y agua hasta que finalmente lograron encontrar a su familia. Después de esa experiencia los tres perritos se hicieron inseparables amigos y jugaron juntos cada día en el parque. Y así aprendieron una gran lección: la amistad es más valiosa que cualquier objeto material.

FIN.

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