La pelota en el árbol



Había una vez, en un hermoso jardín, una casa donde vivían un loro llamado Pipo y un gato llamado Tomás. A pesar de ser muy diferentes, eran grandes amigos y compartían todo lo que tenían.

Un día, mientras jugaban en el jardín, la pelota con la que estaban jugando se escapó y quedó atrapada en un árbol muy alto. Pipo intentó volar hacia ella, pero no llegaba lo suficientemente alto.

Tomás intentó saltar para alcanzarla, pero tampoco podía llegar. "¿Qué vamos a hacer? ¡Nuestra pelota favorita está atrapada!" - dijo Pipo preocupado. "No te preocupes amigo, encontraremos una solución" - respondió Tomás con confianza.

Entonces recordaron que había algo que podía ayudarlos: su amiga la comida. Sabían que si trabajaban juntos podrían usar los alimentos como cebo para atraer a otro animal capaz de alcanzar la pelota. "¡Vamos al patio trasero! Allí hay muchas golosinas deliciosas" - exclamó Pipo emocionado.

Cuando llegaron al patio trasero encontraron muchos tipos de comida: semillas de girasol para el loro, pescado fresco para el gato e incluso manzanas y zanahorias para animales más grandes.

Decidieron poner todas las comidas en diferentes lugares del jardín y esperar a ver qué pasaría. Pasaron horas mirando fijamente hacia afuera hasta que finalmente vieron algo moverse detrás del arbusto más grande del jardín.

Era un mapache astuto y hambriento que se había acercado atraído por los olores de la comida. "¡Mira, ahí está el mapache! Debemos ser cuidadosos para que no nos vea" - susurró Tomás. Pipo y Tomás esperaron pacientemente mientras el mapache se acercaba a cada uno de los lugares donde habían dejado la comida.

Finalmente, llegó al lugar donde habían puesto la pelota y al tratar de alcanzar una deliciosa manzana, golpeó accidentalmente la pelota con su cola y esta cayó al suelo.

"¡Lo logramos!" - gritaron Pipo y Tomás emocionados mientras corrían hacia la pelota. Desde ese día, aprendieron que trabajando juntos podían superar cualquier obstáculo. Y aunque eran muy diferentes, sabían que su amistad era más fuerte que cualquier cosa.

La moraleja de esta historia es que si trabajamos juntos podemos lograr grandes cosas. Además, aprenderemos a valorar las diferencias en los demás y entenderemos que aunque somos diferentes podemos complementarnos perfectamente.

FIN.

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