La Pelota Perdida



Un día soleado, Juan Carlo decidió salir a jugar al parque con su pelota favorita. Era una tarde perfecta para correr y divertirse al aire libre.

Juan Carlo se colocó sus zapatillas deportivas, agarró la pelota y salió emocionado hacia el parque cercano a su casa. Al llegar, encontró a sus amigos Lucas y Martín también jugando en el campo de fútbol. - ¡Hola chicos! ¿Puedo unirme a ustedes? - preguntó Juan Carlo entusiasmado.

- ¡Claro que sí! ¡Vení a jugar con nosotros! - respondieron Lucas y Martín al unísono. Los tres amigos comenzaron a patear la pelota de un lado al otro del campo.

La risa y la diversión llenaban el ambiente mientras corrían tras ella. De repente, uno de los disparos de Juan Carlo fue demasiado fuerte y la pelota terminó volando por encima del muro que rodeaba el parque.

- ¡Ay no! Mi pelota favorita se ha ido muy lejos - exclamó Juan Carlo preocupado. Lucas, quien siempre tenía ideas ingeniosas, propuso buscar una solución creativa. - Tranquilo amigo, podemos construir una escalera humana para alcanzarla - sugirió Lucas sonriendo. Martín asintió emocionado mientras los tres amigos se agrupaban formando una torre humana.

Con mucho esfuerzo lograron alcanzar la cima del muro donde estaba atrapada la pelota. Pero justo cuando creyeron haber resuelto el problema, algo inesperado sucedió: el viento sopló fuertemente llevándose nuevamente la pelota hacia el bosque cercano.

- ¡Oh no! ¿Qué haremos ahora? - exclamó Juan Carlo desanimado. Lucas, siempre optimista, recordó que cerca del bosque había un viejo árbol con ramas altas y fuertes.

- Podemos construir una catapulta improvisada para lanzarnos hacia el árbol y recuperar la pelota - sugirió Lucas emocionado. Juan Carlo y Martín asintieron con entusiasmo. Juntos buscaron palos resistentes y ataron cuerdas a las ramas más bajas del árbol.

Con determinación, se impulsaron en la catapulta casera y lograron alcanzar el árbol donde estaba atrapada la pelota. Pero justo cuando pensaban que todo había terminado, vieron cómo un grupo de monos traviesos se acercaba a curiosear su nueva adquisición.

Los monos comenzaron a jugar con la pelota y corrieron por los árboles riendo sin parar. - ¡Vamos tras ellos! No podemos dejar que se lleven nuestra preciada pelota - exclamó Martín decidido.

Los tres amigos persiguieron a los monos por todo el bosque, saltando entre las ramas de los árboles hasta finalmente atraparlos. Con mucho cuidado, lograron recuperar su querida pelota mientras los monos escapaban rápidamente. Agotados pero felices, Juan Carlo, Lucas y Martín regresaron al parque llevando consigo su amada pelota.

Se dieron cuenta de que trabajar juntos como equipo les permitió superar cualquier obstáculo o desafío que se les presentara.

Desde ese día, los tres amigos continuaron jugando juntos en el parque, pero ahora siempre estaban dispuestos a enfrentar cualquier adversidad que se cruzara en su camino. Aprendieron que con creatividad, perseverancia y trabajo en equipo podían superar cualquier desafío y lograr grandes cosas. Y así, Juan Carlo comprendió la importancia de nunca rendirse y siempre buscar soluciones ingeniosas para alcanzar sus metas.

FIN.

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