La Pelota Perdida y el Duende Tito
Tomás era un niño muy curioso y aventurero. Le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en el parque, pero ese día decidió explorar un poco más allá de lo que estaba acostumbrado.
Mientras pateaba la pelota, ésta fue a dar hacia la entrada del bosque. Tomás no dudó en ir tras ella, corriendo entre los árboles y las hojas secas.
De repente, se detuvo en seco al ver algo extraño: un tronco hueco justo frente a él. -¡Qué raro! Nunca había visto un tronco así -pensó Tomás mientras se acercaba para examinarlo mejor.
De pronto, vio algo aún más sorprendente: ¡su pelota estaba adentro del tronco! -¡No puedo creerlo! ¿Cómo voy a sacarla de ahí? -se lamentó Tomás. Justo cuando pensaba que tendría que abandonar su juego e irse a casa sin su pelota favorita, escuchó una voz:-¿Necesitas ayuda? Tomás volteó rápidamente, pero no había nadie a su alrededor.
Miró otra vez hacia el tronco y vio algo increíble: ¡un pequeño duende asomando su cabeza por dentro del agujero! -¡Wow! ¿Eres real? -exclamó Tomás emocionado. -Sí, soy real -respondió el duende-. Me llamo Tito y vivo dentro de este tronco desde hace muchos años.
Pero eso no importa ahora... ¿quieres tu pelota de vuelta? Tomás asintió con entusiasmo mientras Tito desaparecía dentro del tronco para buscar la pelota. Después de unos minutos, el duende regresó con la pelota en sus manos.
-¡Aquí está! -dijo Tito entregándole la pelota a Tomás-. Pero antes de que te vayas, déjame enseñarte algo. El niño se acercó al tronco y miró adentro.
De repente, vio un mundo mágico lleno de colores y criaturas fantásticas. -¿Qué es esto? -preguntó Tomás asombrado. -Este es mi hogar, el lugar donde vivo junto a otros seres como yo.
Es un mundo muy especial que solo pueden ver aquellos que tienen un corazón puro y una mente abierta -explicó Tito-. Y tú pareces tener ambas cosas. Tomás se emocionó aún más al escuchar eso. Siempre había soñado con vivir aventuras increíbles y conocer lugares nuevos e interesantes.
-¿Puedo entrar? -preguntó ansioso por descubrir más sobre ese mundo mágico. -Sí, pero debes prometerme algo: nunca perderás tu curiosidad ni tu sentido de la aventura. Son cualidades muy valiosas que te llevarán lejos en la vida -respondió Tito sonriendo amablemente.
Tomás aceptó encantado las condiciones y entró al tronco hueso sin pensarlo dos veces. Ahora estaba seguro de que su vida nunca volvería a ser aburrida o monótona otra vez.
Había encontrado algo mucho mejor: una nueva forma de ver el mundo llena de magia y sorpresas esperando por él en cada esquina.
FIN.