La pelota y el auto
Rosa y Julieta eran inseparables. Les encantaba jugar juntas todos los días en el patio de la casa de Rosa, pero un día algo inesperado sucedió.
Mientras jugaban a la pelota, Rosa le dio una patada muy fuerte y la pelota salió volando por encima del cercado. Sin darse cuenta, fue a parar al medio de la calle. Un auto que pasaba por allí no pudo esquivarla y se llevó puesto el balón.
Las dos niñas quedaron paralizadas sin saber qué hacer. Sabían que habían hecho algo malo al dejar que la pelota se escapara así, pero no sabían cómo solucionarlo. - ¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer? - dijo Rosa con lágrimas en los ojos.
- No te preocupes, vamos a hablar con mi mamá - respondió Julieta tratando de calmarla. Julieta llamó rápidamente a su mamá para contarle lo sucedido. La mamá llegó poco después y escuchó atentamente lo que había pasado.
- Chicas, sé que fue un accidente, pero tenemos que ser responsables por nuestras acciones - les explicó la mamá de Julieta -. Vamos a hablar con el dueño del auto y ofrecerle pagar el costo del daño causado.
Las niñas asintieron en silencio mientras seguían sintiéndose mal por lo ocurrido. Acompañadas por las madres fueron hasta donde estaba estacionado el auto afectado.
Allí encontraron al dueño quien estaba muy molesto porque había tenido un día difícil en el trabajo y esto empeoraba su situación. - Lo siento mucho señor - dijo Rosa tímidamente -. Fue un accidente y no queríamos causar problemas.
- Entiendo que fue un accidente, pero también tengo que arreglar mi auto - respondió el dueño del auto con voz firme. Las madres de las niñas intervinieron y explicaron que estaban dispuestas a pagar el costo del arreglo.
El hombre se calmó al ver que eran responsables y se mostraba interesado en solucionar el problema. Finalmente, las madres pagaron los gastos necesarios para reparar el auto dañado. Rosa y Julieta aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ser responsables por sus acciones y cómo enfrentarse a situaciones difíciles.
A partir de ese día, siempre jugaron con más cuidado y nunca dejaron escapar la pelota fuera del patio. Además, se sintieron orgullosas de haber enfrentado una situación difícil con responsabilidad y respeto hacia los demás.
FIN.