La pequeña Lucy y el espejo mágico
Era una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Lucy. Era una niña divertida y llena de energía, pero a veces se enojaba rápido cuando las cosas no salían como ella quería. Un día, mientras jugaba en el desván de su casa, Lucy tropezó con un viejo espejo cubierto de polvo. Al limpiarlo, se dio cuenta de que no era un espejo cualquiera, ¡era un espejo mágico!"Hola, Lucy", dijo el espejo con una voz suave y melódica.
"¡Wow! ¿Cómo sabes mi nombre?" preguntó Lucy, sorprendida.
"Soy un espejo mágico que solo dice la verdad", respondió. "¿Qué quieres saber?".
Lucy, emocionada, decidió hacer una pregunta. "¿Soy una niña buena?".
"Sí, pero a veces te enfadas", respondió el espejo.
Lucy sonrió. "Voy a intentar ser más amable, lo prometo".
Al día siguiente, Lucy se despertó pensativa. Quería saber más sobre sí misma, así que decidió volver al espejo. "¿Me quiero a mí misma?", preguntó temerosamente.
El espejo reflejó su rostro y dijo: "Es un buen comienzo, pero a veces te criticas demasiado".
Lucy frunció el ceño. No le gustaba lo que escuchaba. Sin embargo, pensó que quizás tenía razón. Así que, decidió hacer un esfuerzo por quererse más. Comenzó a escribir cosas que le gustaban de sí misma en un cuaderno.
Pasaron los días, y cada vez que tenía una duda, iba al espejo. "¿Soy buena en matemáticas?" preguntó una vez.
"Eres esforzada, pero debes creer más en ti misma", respondió el espejo.
En ese momento, Lucy sintió que tenía que tomar acción. Decidió pedir ayuda a su maestra y, poco a poco, comenzó a mejorar. Se sentía más segura.
Un día, la maestra organizó un concurso de arte en la escuela. Lucy quería participar, pero le dio miedo mostrar su obra. Regresó al espejo y preguntó: "¿Debería hacerlo?".
"Claro, Lucy. Todo el mundo puede ver lo que haces, pero lo importante es que te guste a ti misma primero", contestó el espejo.
Con ánimo renovado, Lucy se inscribió. Se esforzó mucho en su proyecto y al final, su arte fue o aprobado por todos. Cuando anunció la ganadora del concurso, ¡era ella!"¿Ves?", dijo el espejo, una vez más reflejando la sonrisa de Lucy. "Todo lo que necesitas es creer en ti misma".
A partir de ese día, Lucy se sintió más alegre. Aprendió a celebrar sus logros, por pequeños que fueran, y a ser amable no solo con los demás, sino también consigo misma. Y aunque a veces se enojaba, cada vez que se miraba en el espejo, recordaba que estaba en proceso de ser la mejor versión de ella misma.
Y así, Lucy y su espejo mágico se convirtieron en grandes amigos, compartiendo aventuras y enseñanzas. Lucy entendió que la verdad a veces puede darnos un poco de miedo, ¡pero también puede llevarnos a descubrir lo grandiosa que realmente somos!
Desde entonces, siempre que se miraba al espejo, decía con una sonrisa: "Soy Lucy, y eso es bastante bueno".
FIN.