La Perra Resiliente



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una perra llamada Susy. Durante mucho tiempo, Susy vivió en una casa donde la maltrataban y no recibía el amor y cuidado que merecía.

Un día, aprovechando un descuido de sus malvados dueños, Susy logró escapar y corrió tan rápido como pudo. Desesperada por encontrar un lugar seguro donde poder ser feliz, Susy llegó a las afueras del pueblo y se encontró con una familia muy especial.

Era mi familia: papá, mamá, mi hermano y yo, Olivia. Nosotros también estábamos buscando un nuevo integrante para nuestro hogar.

Cuando vimos a Susy llena de cicatrices y tristeza en sus ojos brillantes, supimos que era ella quien debía formar parte de nuestra familia. La tomamos entre nuestros brazos y le prometimos que nunca más sufriría ningún tipo de maltrato. Desde ese día, Susy se convirtió en la alegría de nuestros días.

Jugábamos juntos en el parque todos los días después del colegio y ella nos enseñaba lo importante que es disfrutar cada momento sin importar lo difícil que haya sido el pasado.

"Susy" , le decíamos mientras jugábamos con su pelota favorita en el jardín,"Tú eres valiente y fuerte. No importa lo que hayas vivido antes, ahora estás segura y amada". Susy siempre estaba dispuesta a aprender cosas nuevas. Mi hermano le enseñó algunos trucos divertidos como dar la pata o rodar sobre sí misma.

Ella aprendía rápidamente porque sabía que eso nos hacía felices. Un día, mientras paseábamos por el parque, Susy vio a un grupo de niños que jugaban en un rincón del parque.

Se acercó corriendo y comenzó a ladrarles amigablemente. Los niños se sorprendieron al verla pero no tardaron en acercarse y empezar a acariciarla. "¡Qué hermosa perra tienes!", exclamaron los niños,"¿Puedes jugar con nosotros?"Susy movió la cola emocionada y se unió al juego.

Desde ese momento, Susy se convirtió en una especie de terapeuta para los niños del pueblo. Muchos de ellos habían pasado por situaciones difíciles y encontrar a alguien como Susy les daba esperanza y alegría.

Con el tiempo, Susy fue reconocida como una verdadera heroína local. Incluso recibió una medalla por su valentía y su capacidad para superar las adversidades.

Pero lo más importante para ella era saber que había encontrado un hogar lleno de amor donde siempre sería cuidada y protegida. La historia de Susy nos enseñó algo muy valioso: todos merecemos ser amados y tratados con respeto, sin importar nuestro pasado o nuestras cicatrices.

Además, aprendimos que podemos encontrar la felicidad cuando abrimos nuestros corazones a los demás. Y así, juntos, mi familia y yo vivimos felices junto a nuestra querida perra Susy, recordando siempre que hay esperanza incluso en los momentos más oscuros.

FIN.

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