La Perrita Valiente



Había una vez una comunidad de perritos salchichas que vivían en la hermosa ciudad de Nueva Córdoba. Estos perritos eran muy unidos y se divertían juntos todo el tiempo, pero había algo que los preocupaba: Marcela, alias Peluca.

Marcela era una mujer mayor que solía caminar por las calles de Nueva Córdoba con una peluca rubia muy llamativa.

A pesar de su apariencia inofensiva, los perritos sabían que debían mantenerse alejados de ella porque siempre les gritaba y les hacía gestos feos. Un día, mientras jugaban en el parque, uno de los perritos sugirió que deberían hacer algo para evitar cruzarse con Marcela. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a planear cómo podrían hacerlo.

"Podríamos cambiar nuestra ruta cuando la veamos", dijo Lila. "O podríamos escondernos detrás de los árboles", agregó Maxi. "¡No! ¡Debemos enfrentarla!", exclamó Rocky. "No podemos permitir que nos haga sentir mal".

Los demás perritos se miraron entre sí, pensando en lo valiente que era Rocky por querer enfrentarse a Marcela. Finalmente acordaron seguir su consejo y prepararse para cualquier encuentro con ella.

Un día mientras caminaban por la calle principal vieron a Marcela caminando hacia ellos con su peluca rubia brillante como siempre. Los perros temblaron al verla acercarse pero recordaron lo valiente que habían decidido ser. Rocky dio un paso adelante y ladró fuerte para llamar la atención de Marcela.

Ella se detuvo y lo miró con sorpresa, no esperaba que un perro le ladrara. "¡Oye tu! ¿Qué quieres?", preguntó Marcela enojada. "Solo queremos caminar por aquí sin que nos grites ni nos hagas gestos feos", respondió Rocky con valentía.

Marcela frunció el ceño y luego suspiró, dándose cuenta de que había estado asustando a los perritos por nada. Se quitó la peluca y les mostró su verdadero cabello grisáceo. "Lo siento mucho chicos, no quería asustarlos.

Solo me gusta usar esta peluca para sentirme más joven", dijo Marcela con tristeza. Los perritos se quedaron sorprendidos al ver a una persona real detrás de la peluca rubia, y sintieron compasión por ella. Finalmente, todos los perritos y Marcela se hicieron amigos.

Los salchichas descubrieron que no siempre es bueno juzgar a las personas o tener miedo de ellas solo porque parecen diferentes o extrañas. A veces solo necesitan un poco de amistad y comprensión para mostrar su verdadera personalidad.

Desde ese día en adelante los salchichas disfrutaron caminando por Nueva Córdoba sin temor alguno también aprendiendo una lección importante: nunca juzgues un libro por su portada; siempre hay algo más debajo de la superficie.

FIN.

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