La Piedra de Quick


Sophi y Tomás eran dos amigos muy aventureros. Siempre estaban buscando nuevas emociones y desafíos que los mantuvieran entretenidos. Un día, mientras paseaban por el bosque, tuvieron una idea loca.

- ¿Te imaginas si pudiéramos entrar en otra dimensión? -dijo Sophi con entusiasmo. - ¡Eso sería increíble! -respondió Tomás-. Pero, ¿cómo lo hacemos? Sophi se encogió de hombros. No tenía ni idea de cómo hacerlo, pero estaba decidida a intentarlo.

Mientras caminaban por el bosque, llegaron a un claro donde encontraron una extraña piedra negra con inscripciones en un idioma desconocido. Sin pensarlo dos veces, Sophi la agarró y la guardó en su mochila.

Esa noche, después de cenar, Sophi y Tomás sacaron la piedra del bolso para estudiarla detenidamente. De repente, comenzó a brillar intensamente y una luz cegadora los envolvió por completo.

Cuando recuperaron la vista, se dieron cuenta de que ya no estaban en su casa sino en un lugar completamente desconocido. Era una dimensión diferente a todo lo que habían visto antes: había árboles gigantes con hojas multicolores y ríos cristalinos que corrían entre las rocas.

Pero pronto descubrieron que no estaban solos allí: un monstruo enorme apareció ante ellos rugiendo ferozmente. Tenía garras afiladas como cuchillos y ojos amarillos como brasas ardientes. Se llamaba Quick y no parecía tener buenas intenciones.

Sophi y Tomás se dieron cuenta de que habían cometido un error al entrar en esta dimensión sin saber nada sobre ella. Ahora estaban atrapados allí con un monstruo peligroso que quería atacarlos. - ¡Tenemos que salir de aquí! -gritó Tomás al ver a Quick acercarse cada vez más.

Pero Sophi se negaba a abandonar la piedra. Sabía que era su única oportunidad para volver a casa. Así que decidió enfrentarse al monstruo, aunque eso significara poner su vida en peligro.

- ¡Quick, detente! -gritó Sophi mientras levantaba la piedra hacia el cielo-. ¡Esta es nuestra llave para volver a casa! Para sorpresa de todos, el monstruo se detuvo en seco y comenzó a retroceder lentamente.

Parecía haber entendido las palabras de Sophi y no quería impedirles el regreso a casa. Sophi y Tomás tomaron la oportunidad para escapar rápidamente antes de que Quick cambiara de opinión. Corrieron tan rápido como pudieron hasta llegar al lugar donde habían encontrado la piedra por primera vez.

Allí, volvieron a brillar intensamente antes de ser transportados nuevamente a su hogar. A partir de ese día, Sophi y Tomás aprendieron una valiosa lección: nunca subestimes los peligros desconocidos ni te adentres en lugares extraños sin conocer las consecuencias.

A veces, lo mejor es quedarse dentro del mundo conocido hasta estar preparado para explorar otros mundos con precaución y respeto.

Dirección del Cuentito copiada!
1