La piedra mágica de Emma



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Nieve, donde la nieve caía suavemente durante todo el año.

En este pueblo vivía Emma, una niña de ocho años que amaba patinar sobre hielo más que cualquier otra cosa en el mundo. Desde que aprendió a caminar, sus padres le regalaron unos hermosos patines blancos con destellos plateados.

Un día, mientras Emma exploraba el bosque nevado cerca de su casa, tropezó con una piedra brillante y fría como el hielo. La piedra estaba grabada con extraños símbolos y parecía emanar un resplandor mágico. Sin pensarlo dos veces, Emma decidió llevarla consigo a casa.

Al llegar a su hogar, Emma mostró la piedra a sus padres, quienes se sorprendieron al verla y le advirtieron que tuviera cuidado con objetos desconocidos. Pero la curiosidad de Emma era más fuerte y decidió llevar la piedra al lago congelado para probar si tenía algún poder especial.

Al colocar la piedra en el centro del lago, algo increíble sucedió: el hielo comenzó a brillar intensamente y se formaron figuras luminosas en forma de copos de nieve bailando alrededor de Emma.

Con cada paso que daba sobre el hielo, las figuras brillantes seguían sus movimientos creando un espectáculo maravilloso. "¡Esto es asombroso!" exclamaba Emma emocionada mientras giraba y saltaba sobre el hielo iluminado por la magia de la piedra.

- A partir de ese momento, Emma descubrió que cuando patinaba sobre el lago congelado llevando consigo la piedra de hielo, podía realizar piruetas y acrobacias nunca antes imaginadas. Su destreza en el patinaje alcanzó niveles extraordinarios gracias al poder mágico de la piedra.

Sin embargo, no todo sería fácil para Emma. Una tarde oscura y tormentosa, un grupo de niños malcriados del pueblo intentaron robarle la piedra para usar su magia en su propio beneficio.

Con valentía y astucia, Emma logró escapar corriendo hacia el lago helado seguida por los niños traviesos. Al llegar al centro del lago iluminado por la magia de la piedra, los niños malcriados se resbalaron sobre el hielo y cayeron uno tras otro sin poder alcanzar a Emma.

En ese momento crucial, ella comprendió que debía proteger no solo el poder mágico de la piedra sino también demostrarles a los demás lo importante que era compartir esa magia para hacer cosas buenas.

"¡Deténganse! ¡La verdadera magia está en ayudarnos unos a otros!" gritó Emma mientras extendía su mano hacia los niños caídos. - Conmovidos por las palabras sinceras de Emma y arrepentidos por sus acciones egoístas, los niños malcriados pidieron perdón y prometieron cambiar su actitud hacia los demás.

Juntos decidieron formar un equipo para practicar patinaje artístico e inspirar a todos en Villa Nieve a través del poder del trabajo en equipo y solidaridad.

Desde entonces, cada tarde al atardecer se podía ver a Emma junto a sus nuevos amigos deslizándose graciosamente sobre el lago helado llevando consigo la mágica piedra brillante como símbolo de amistad y superación personal.

Y así fue como Emma descubrió que más allá del poder mágico del patinaje sobre hielo o una simple piedra encantada; lo realmente valioso era compartir esa magia con quienes te rodean para hacer del mundo un lugar mejor lleno de alegría y esperanza.

FIN.

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