La piedra mágica de la amistad



Iara y Abril eran dos amigas inseparables que vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Siempre estaban buscando aventuras juntas, pero algo les faltaba en sus vidas: una hermana con quien compartir todo.

Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron una extraña piedra brillante. Al tocarla, un destello las envolvió y cuando abrieron los ojos se dieron cuenta de que habían sido transformadas en hermanas. -¡No puedo creerlo! ¡Somos hermanas ahora! -exclamó Iara emocionada.

-¡Sí! ¡Y podemos hacer muchas cosas juntas como verdaderas hermanas! -respondió Abril con una sonrisa. Desde ese momento, las aventuras de Iara y Abril tomaron un nuevo rumbo.

Comenzaron a explorar lugares más lejanos y peligrosos juntas, siempre cuidándose la una a la otra. Una tarde, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado. Sin pensarlo dos veces, corrieron hacia allí para ver qué estaba pasando.

Al llegar se encontraron con un grupo de animales atrapados en el lodo del río. Había patitos, conejitos y hasta un zorro joven que no podía salir por sí solo. -¡Tenemos que ayudarlos! -dijo Iara decidida- Tú ayuda al zorro mientras yo libero a los demás animales.

Así lo hicieron. Trabajaron duro durante horas hasta que todos los animalitos estuvieron libres. Se sintieron muy orgullosas de su labor y prometieron seguir ayudando a los seres vivos que necesitaran de ellas.

Pero no todas las aventuras eran tan fáciles. Una noche, mientras dormían en una cueva, escucharon unos ruidos extraños afuera. Al asomarse se dieron cuenta de que un grupo de lobos hambrientos las rodeaban.

-¡No podemos salir! -dijo Abril con miedo- ¿Qué vamos a hacer? -Si trabajamos juntas podemos hacer cualquier cosa. Vamos a intentarlo -respondió Iara con determinación. Así fue como comenzaron a construir una barricada con todo lo que encontraron cerca.

Trabajaron rápido y duro hasta que lograron bloquear la entrada de la cueva y mantener a los lobos fuera. Finalmente, después de varias horas, los lobos se alejaron y pudieron continuar su camino al amanecer.

Después de todas estas aventuras, Iara y Abril se dieron cuenta de algo muy importante: aunque no fueran hermanas biológicas, habían creado un vínculo más fuerte que el de muchas familias reales. Habían aprendido la importancia del trabajo en equipo y la necesidad de estar ahí para apoyarse mutuamente.

Y así fue como continuaron sus aventuras juntas por muchos años más, siempre confiando en su amistad única y especial.

FIN.

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