La piedra mágica de Lara
Había una vez una pequeña niña llamada Lara, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Lara era muy especial, pero desafortunadamente, nadie parecía darse cuenta de ello.
Sus padres y hermanos siempre estaban ocupados con sus propias vidas y nunca parecían prestarle atención. Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, Lara encontró una extraña piedra brillante.
Al tocarla, sintió una cálida energía recorriendo su cuerpo y supo en ese momento que había descubierto algo mágico. Lara decidió llevar la piedra a su casa y comenzó a experimentar con ella. Descubrió que podía usarla para hacer cosas increíbles: mover objetos sin tocarlos, crear luces brillantes e incluso hacer crecer flores en segundos.
Emocionada por su nuevo poder, Lara decidió compartirlo con los demás. Pero cuando mostró sus habilidades a su familia, simplemente se rieron de ella y dijeron que estaba inventando historias.
Esto entristeció mucho a Lara, pero no dejó que eso la detuviera. Decidió utilizar su don para ayudar al pueblo en secreto. Por las noches, mientras todos dormían, salía de su habitación y usaba sus poderes para arreglar cosas rotas o limpiar las calles del pueblo.
Aunque nadie sabía quién era el responsable de estos actos mágicos, todos notaron una mejora en sus vidas y se sintieron agradecidos. Un día llegaron noticias de un gran festival en honor al pueblo vecino.
Todos estaban emocionados por asistir, pero Lara se sentía triste porque sabía que no podía ir. No tenía dinero para comprar un vestido nuevo y sus padres nunca le prestarían atención suficiente como para ayudarla. Pero entonces, Lara tuvo una idea brillante.
Decidió usar su piedra mágica para crear el vestido más hermoso que jamás hubiera existido. Pasó horas y horas trabajando en él, dándole vida a cada puntada hasta que finalmente estuvo listo.
Cuando llegó el día del festival, todos quedaron asombrados al ver a Lara llegar con su increíble vestido. Se veía tan hermosa que nadie podía apartar la mirada de ella. Incluso sus padres y hermanos estaban sorprendidos por su transformación.
A medida que pasaba el tiempo, Lara comenzó a recibir más reconocimiento y cariño por parte de las personas de su pueblo. Todos querían ser amigos de la niña mágica con el don especial.
Pero lo más importante fue que su familia finalmente se dio cuenta de cuánto talento tenía y comenzaron a apreciarla. Desde aquel día en adelante, Lara siguió utilizando sus poderes para hacer del mundo un lugar mejor.
Aunque había sido rechazada al principio, demostró que todos tenemos algo especial dentro de nosotros y podemos marcar la diferencia si nos atrevemos a creer en nosotros mismos.
Y así, esta pequeña niña llamada Lara enseñó al mundo una valiosa lección: nunca juzgues a alguien sin conocerlo realmente, porque todos somos capaces de cosas maravillosas si nos dan la oportunidad de brillar.
FIN.