La piedra mágica de Lucas y Martina
Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían los hermanos Lucas y Martina. Eran dos niños muy curiosos y aventureros que siempre estaban buscando nuevas emociones.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, encontraron una extraña piedra brillante en el suelo. Sin pensarlo dos veces, la tomaron y de repente, algo increíble sucedió: ¡la piedra comenzó a hablar!"-¡Hola niños! Soy Petra, la piedra mágica. Tienen un deseo cada uno.
¿Qué les gustaría?"Lucas y Martina se miraron sorprendidos. No podían creer lo que estaba pasando. Después de unos segundos de asombro, Lucas dijo:"-Me encantaría poder volar como un pájaro.
"Y sin previo aviso, sus pies dejaron de tocar el suelo y comenzó a flotar en el aire. "-¡Es genial!" exclamó Lucas mientras volaba por encima del bosque. Martina no quería quedarse atrás y con entusiasmo pidió:"-Yo quiero ser capaz de comunicarme con los animales.
"Inmediatamente, empezó a entender lo que decían los pájaros, conejos e incluso las mariposas. Los días pasaban rápidamente mientras los hermanos disfrutaban de sus nuevos dones mágicos. Pero pronto descubrieron que tener poderes también implicaba grandes responsabilidades.
Un día, mientras volaba sobre el río cercano al pueblo, Lucas vio a un grupo de patitos perdidos en medio del agua turbulenta. "-¡Oh no! ¡Necesitan ayuda!" exclamó Lucas. Sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua para rescatar a los patitos.
Pero pronto se dio cuenta de que no sabía nadar. "-¡Ayuda! ¡No puedo moverme!" gritó mientras luchaba por mantenerse a flote. Martina, que estaba cerca, escuchó el llamado de su hermano y rápidamente se acercó volando para ayudarlo.
"-Lucas, agárrate a mi espalda. Te llevaré a la orilla", le dijo Martina con determinación. Gracias al don de comunicarse con los animales, Martina pudo pedir ayuda a unos cisnes cercanos.
Juntos, lograron llevar a Lucas sano y salvo hasta la orilla. A partir de ese día, Lucas aprendió que tener un poder mágico no significaba ser invencible.
Aprendió que es importante utilizar sus habilidades con responsabilidad y siempre estar dispuesto a ayudar a los demás cuando lo necesiten. Martina también aprendió una valiosa lección: aunque podía entender lo que decían los animales, eso no significaba que pudiera resolver todos sus problemas. A veces, era mejor dejarlos en paz y permitirles resolver las cosas por sí mismos.
Con el tiempo, Lucas y Martina utilizaron sus poderes mágicos para hacer del mundo un lugar mejor. Ayudaron a reconstruir casas después de un fuerte temporal e incluso salvaron animales en peligro.
Y así fue como Villa Esperanza se convirtió en un lugar lleno de esperanza y alegría gracias al coraje y generosidad de estos dos pequeños héroes.
FIN.