La piedra mágica del buen hablar


Había una vez un niño llamado Tomás, quien era conocido por su mal comportamiento. Siempre se negaba a compartir sus juguetes, no escuchaba a sus padres y nunca utilizaba las palabras mágicas como "por favor" y —"gracias" .

Aunque sus padres le recordaban constantemente la importancia de ser amable y educado, Tomás simplemente no les hacía caso. Un día, mientras Tomás estaba jugando en el parque, encontró una extraña piedra brillante en el suelo.

Sin pensarlo dos veces, la agarró y se la guardó en el bolsillo. Lo que Tomás no sabía era que esa piedra tenía poderes mágicos especiales. Cuando llegó a casa esa tarde, Tomás decidió lavarse las manos antes de cenar.

Pero al abrir el grifo del baño, ¡el agua salió disparada por todas partes! El niño intentó cerrarla desesperadamente pero solo logró mojarse aún más. Frustrado y empapado, exclamó: "-¡Esto es terrible!"En ese momento, sintió algo extraño en su bolsillo.

Sacó la piedra brillante y para su sorpresa, comenzaron a salir diminutas chispas mágicas de ella. Las chispas rodearon a Tomás y lo transportaron a un mundo fantástico lleno de coloridos personajes.

De repente apareció un hada sonriente llamada Lucía. Ella explicó que las palabras mágicas eran muy importantes porque tenían el poder de hacer feliz a los demás e incluso cambiar situaciones difíciles por momentos maravillosos.

Tomás se dio cuenta de cuánto había lastimado a las personas con su mal comportamiento y se sintió arrepentido. Decidió aprender de sus errores y comenzar a utilizar las palabras mágicas en su vida diaria.

Lucía le enseñó algunas palabras mágicas adicionales, como —"permiso"  y —"disculpa" , que también eran muy importantes para ser respetuoso con los demás. Tomás practicó repetidamente hasta que se sintió confiado en usarlas correctamente. Cuando regresó a casa, Tomás decidió poner en práctica todo lo que había aprendido.

Comenzó a decir "por favor" cuando quería algo, —"gracias"  cuando recibía algo y —"disculpa"  cuando cometía un error. Sus padres quedaron sorprendidos al ver el cambio repentino en él. Poco a poco, la actitud de Tomás comenzó a cambiar por completo.

Se volvió más amable y considerado con los demás. Empezaba cada día diciendo buenos días a todos sus compañeros de clase y siempre ofrecía ayuda cuando alguien la necesitaba. La palabra mágica más importante para Tomás era —"amistad" .

Aprendió que ser amable con los demás podía hacer amigos maravillosos y tener una vida llena de alegrías. Desde aquel día en el parque, Tomás nunca dejó de utilizar las palabras mágicas.

Cada vez que lo hacía, recordaba la lección del hada Lucía y cómo aquella piedra brillante había cambiado su vida para mejor. Y así fue como el niño travieso se convirtió en un niño amable y educado gracias al poder de las palabras mágicas.

Y desde entonces, vivieron felices para siempre. .

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