La piedra que nació en Taki



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un valiente indio llamado Taki. Él vivía rodeado de naturaleza y siempre se preocupaba por el bienestar de su comunidad.

Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una misteriosa figura que le ofreció un trato imposible de resistir. El desconocido resultó ser el diablo disfrazado y le propuso a Taki un contrato.

El diablo ayudaría al indio a construir una hermosa iglesia para su pueblo, pero a cambio, Taki tendría que entregarle su alma. Sin embargo, había una condición: si faltaba tan solo una piedra en la iglesia, el trato se terminaría y Taki conservaría su alma.

A pesar del riesgo que implicaba hacer negocios con el diablo, Taki pensó en todo lo bueno que podría hacer por su comunidad si aceptaba la oferta. Así que decidió aceptar el desafío.

Con gran determinación y coraje, Taki comenzó a trabajar junto al diablo en la construcción de la iglesia. Cada día se levantaban temprano y trabajaban incansablemente para colocar las piedras con precisión. Los días pasaron y poco a poco la iglesia fue tomando forma.

Los lugareños estaban emocionados por tener un nuevo lugar donde adorar juntos y rezar por sus deseos más profundos. Sin embargo, algo extraño comenzó a ocurrir cuando solo faltaban tres piedras para finalizar la construcción.

El diablo parecía cada vez más impaciente y empezó a sabotear los esfuerzos de Taki sin que este lo notara. Un día, mientras Taki se encontraba reagarrando algunas herramientas para continuar con el trabajo, el diablo aprovechó la oportunidad y escondió una de las piedras que faltaban.

Cuando Taki regresó, notó la ausencia de una piedra y sintió un escalofrío en su espalda. "¡Oh no! ¡Ha desaparecido una piedra!", exclamó Taki angustiado. El diablo se acercó a él con una sonrisa malévola en su rostro. "Taki, has fallado.

Tu alma ahora me pertenece", dijo el diablo triunfante. Pero Taki no se dejó vencer tan fácilmente.

A pesar de estar lleno de tristeza y desesperación, decidió buscar una solución para cumplir su promesa a su pueblo y evitar entregar su alma al diablo. Recorrió cada rincón del pueblo en busca de ideas y consejos. Finalmente, llegó a la casa del sabio anciano del lugar.

El anciano escuchó atentamente la historia de Taki y le dio un consejo valioso:"Taki, sé que eres valiente y noble. No permitas que el mal te venza tan fácilmente. Si quieres encontrar esa última piedra perdida, debes mirar dentro de ti mismo".

Inspirado por las palabras del anciano sabio, Taki reflexionó sobre lo que había aprendido durante toda esta experiencia. Recordó cómo había trabajado arduamente junto al pueblo para construir algo hermoso y significativo. Entonces comprendió: la última piedra no estaba físicamente perdida; estaba dentro de él mismo.

La última piedra era su fe, su amor y su compromiso con su pueblo. Con una nueva determinación, Taki regresó a la iglesia y les contó a todos lo que había descubierto.

Juntos, decidieron terminar la iglesia utilizando sus propias habilidades y creencias. El diablo observaba todo desde lejos, sorprendido por la valentía de Taki y el poder de la comunidad unida. Al ver que no podía derrotarlos, desapareció en un torbellino de humo. Finalmente, el día llegó.

El pueblo completo celebró la inauguración de su hermosa iglesia. Todos estaban llenos de gratitud hacia Taki por su valentía y perseverancia.

Desde ese día en adelante, Taki se convirtió en un símbolo de inspiración para los niños del pueblo. Les enseñaba que siempre hay una solución incluso en los momentos más difíciles. La historia del indio valiente se transmitió de generación en generación para recordarles a todos que nunca deben rendirse ante las adversidades.

Y así fue como el coraje y la fuerza interior de Taki lograron vencer al diablo y construir algo mucho más poderoso: una comunidad unida llena de esperanza y amor.

FIN.

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