La piedra y el río


En un pequeño pueblo a orillas de un río, vivía una piedra llamada Petra. Petra era una piedra muy especial, ya que era el lugar donde todas las mujeres del pueblo iban a lavar la ropa. Todos los días, las mujeres se reunían alrededor de Petra y, con mucho esfuerzo y dedicación, lavaban la ropa sucia del día a día.

Por otro lado, el río que cruzaba el pueblo se llamaba Río Limpiador. A diferencia de otros ríos, Río Limpiador tenía la increíble habilidad de llevarse consigo toda la suciedad y las manchas de la ropa, dejándola impecablemente limpia.

Un día, Petra estaba triste. Se sentía opacada por el río, ya que todas las mujeres alababan la efectividad de Río Limpiador para dejar la ropa impecable, pero nunca agradecían a Petra por el esfuerzo que ellas realizaban sobre su superficie. Petra se sentía ignorada y poco valorada. "Nadie reconoce lo duro que trabajo todos los días para ayudar a limpiar la ropa", pensaba Petra con tristeza.

Mientras tanto, Río Limpiador notó que Petra estaba triste y decidió acercarse para hablar con ella. "Hola Petra", dijo el río con amabilidad. "He notado que estás triste, ¿qué te sucede?". Petra le contó cómo se sentía ignorada y poco valorada por las mujeres del pueblo, y cómo se esforzaba día a día para ayudar a limpiar la ropa. Río Limpiador escuchó atentamente y comprendió los sentimientos de Petra. "Creo que las mujeres no conocen tu importancia y el esfuerzo que pones en tu trabajo", dijo el río con comprensión.

Decidieron hacer algo al respecto. Río Limpiador propuso que al día siguiente, durante el lavado de ropa, él se encargaría de hacer brillar la ropa de forma aún más espectacular de lo que acostumbraba, mientras Petra se encargaría de hacer sentir a las mujeres lo especial que era su contribución en el proceso.

Al siguiente día, todas las mujeres del pueblo se reunieron alrededor de Petra, pero esta vez notaron algo diferente. La ropa que había sido lavada en Río Limpiador brillaba de una manera extraordinaria, y Petra parecía emitir una luz especial. Las mujeres se sorprendieron y empezaron a elogiar la ropa, pero luego se dieron cuenta de que Petra también era parte fundamental en el proceso. "Ahora entendemos lo importante que eres, Petra", dijeron las mujeres con admiración. Petra sintió una gran alegría al escuchar estas palabras.

Desde ese día, las mujeres del pueblo no solo agradecían a Río Limpiador por dejar la ropa impecable, sino que también reconocían y valoraban el esfuerzo de Petra. Ambos, la piedra y el río, entendieron que su trabajo en conjunto era fundamental para lograr los mejores resultados. Y así, cada vez que las mujeres del pueblo lavaban la ropa, tanto Petra como Río Limpiador recibían muestras de agradecimiento y reconocimiento, sabiendo que ambos eran igualmente importantes en el proceso de dejar la ropa limpia y reluciente.

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