La Pijamada Mágica de Carmen



Era una noche estrellada en un tranquilo barrio de Buenos Aires. Carmen, una nena creativa y divertida, estaba emocionada porque esa noche sus amigas venían a su casa para una pijamada. Había preparado todo: un montón de almohadas, mantas coloridas y, por supuesto, muchas golosinas.

Cuando sus amigas Clara y Sofía llegaron, los ojos de Carmen brillaban como estrellas.

"¡Bienvenidas, chicas! ¡Vamos a divertirnos!" - exclamó Carmen mientras las abrazaba.

"¡Sí! No puedo esperar a comer esos caramelos y ver pelis!" - dijo Clara.

"¿Y vamos a contar historias de miedo también?" - sugirió Sofía con una sonrisa pícara.

Las tres amigas se acomodaron en el salón, rodeadas de almohadas y mantas, y empezaron a ver su película favorita. Tras un rato, cuando la película terminó y los snacks habían desaparecido, llegaron a un momento especial: era hora de contar historias.

Carmen, siempre la más creativa, decidió contar la historia de un dragón que vivía en una montaña lejana.

"Había una vez un dragón que sólo quería tener amigos, pero todos le temían. Un día, un valiente ratón se acercó y le dijo que no debía ser tan solitario. Juntos, emprendieron un viaje para demostrarle a los demás que era un dragón amistoso" - contó Carmen emocionada.

Las amigas escuchaban atentas.

"¿Qué sucedió después?" - preguntó Sofía.

Carmen continuó: "El dragón y el ratón llegaron a un pueblo y, con su ingenio, ayudaron a resolver un problema. Desde ese día, todos los habitantes se hicieron sus amigos y aprendieron que no hay que juzgar por las apariencias".

Clara, inspirada por la historia, decidió que ellas debían hacer algo similar.

"Chicas, ¿y si hacemos una búsqueda del tesoro en nuestro barrio? Pero en lugar de buscar cosas, buscamos hacer buenas acciones, como ayudar a nuestras familias o vecinos" - propuso Clara.

"¡Es una idea genial!" - respondió Sofía entusiasmada.

Las tres comenzaron a planear su búsqueda del tesoro de la bondad, escribiendo acciones que podían hacer en sus vecindarios. Así, establecieron un pequeño

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!