La Pintura que Nunca se Secó



En un pequeño pueblo llamado Colorete, existía un taller de pintura que era conocido por su magia. Su dueño, el Viejo Don Pablo, era un artista muy querido por todos. Tenía una particularidad: las pinturas que salían de su taller nunca se secaban. Las obras brillaban como si fueran nuevas cada mañana, y los colores eran tan vivos que parecían saltar de los lienzos.

Una mañana, mientras Don Pablo organizaba sus pinceles, escuchó un fuerte golpe en la puerta. Al abrirla, se encontró con una niña de rulos, llena de manchas de pintura en su ropa.

"¡Hola! Soy Lila. Quiero aprender a pintar como vos, Don Pablo" - exclamó emocionada.

"¡Claro que sí, querida! Pero recuerda, no solo se necesita talento, también hay que tener mucha paciencia y amor por lo que se hace" - respondió Don Pablo con una sonrisa.

Lila pasó el día en el taller, experimentando con los colores y aprendiendo sobre las distintas técnicas de pintura. Sin embargo, había algo que la intrigaba: ¿cómo era posible que la pintura nunca se secara?"Don Pablo, ¿por qué mis pinturas no brillan como las tuyas?" - preguntó Lila, a medida que llenaba un lienzo con colores vibrantes.

"Ah, eso es un secreto muy especial. La pintura que nunca se seca está hecha de un ingrediente mágico que encontré una vez en el bosque. Pero recuerda, Lila, lo más importante es el esfuerzo y la imaginación. La magia llega cuando le pones corazón a lo que haces" - explicó Don Pablo.

Lila, decidida a crear algo extraordinario, decidió que quería obtener ese ingrediente mágico. Así que, al día siguiente, se aventuró al bosque con una pequeña mochila.

Mientras caminaba, se encontró con una mariposa colorida.

"¡Hola, pequeña! Estoy buscando un ingrediente mágico para hacer que mis pinturas nunca se sequen. ¿Sabés dónde puedo encontrarlo?" - le preguntó Lila a la mariposa.

"Sigue el río y presta atención a la naturaleza. El verdadero ingrediente mágico está en tu corazón y en las cosas que amas" - respondió la mariposa antes de volar lejos.

Confundida, Lila siguió el río y allí, en su camino, encontró un hermoso campo lleno de flores de todos los colores. Se sentó en medio del campo y comenzó a pintarlas. En ese momento, entendió que la magia no estaba en un ingrediente especial, sino en disfrutar de lo que hacía.

Regresó al taller de Don Pablo con una sonrisa de oreja a oreja.

"Don Pablo, no encontré el ingrediente mágico, pero descubrí que la magia está en crear desde el corazón y disfrutar de cada momento" - dijo Lila, mientras mostraba su lienzo lleno de bellas flores.

"¡Eso es! La verdadera magia de la pintura está en tu imaginación y en el amor que le pones. Ahora, ese lienzo brillará para siempre, porque está hecho con tu esencia" - dijo Don Pablo.

Desde entonces, Lila jamás olvidó la lección que había aprendido en el bosque. Empezó a pintar cada día, siempre recordando ponerle todo su corazón. Y aunque nunca logró encontrar la pintura que nunca se secaba, sus obras se convirtieron en las más queridas del pueblo, llenas de vida y alegrías que reflejaban su amor por el arte. Años después, el taller de Don Pablo también se llenó de niños aprendiendo a pintar, todos siguiendo el mismo camino de Lila, la niña que descubrió que la verdadera magia está dentro de cada uno.

Y así, el taller de pintura de Don Pablo se convirtió en un lugar donde la creatividad y la alegría reinaban, un verdadero hogar para la pintura y la amistad.

FIN.

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