La piscina solidaria de Lucía


Había una vez en un hermoso pueblo de Argentina llamado Villa Primavera, vivía una niña llamada Lucía Terere. Lucía era una niña muy activa y siempre estaba llena de energía.

Le encantaba jugar al aire libre, especialmente en la pileta durante los días calurosos de primavera. Un día, mientras todos se preparaban para recibir el verano, Lucía decidió que quería hacer algo especial con su amor por la pileta.

Se le ocurrió organizar un evento benéfico para recaudar fondos y ayudar a los niños del pueblo que no tenían acceso a piscinas o actividades recreativas. Lucía fue directamente a la alcaldesa del pueblo, Doña Carmen, para contarle su idea.

La alcaldesa quedó impresionada por la iniciativa de esta pequeña niña y decidió apoyarla en su proyecto solidario. Con mucha emoción, Lucía comenzó a planificar el evento. Diseñó carteles coloridos e invitaciones para repartir entre sus amigos y vecinos.

También creó un grupo en redes sociales para promocionar el evento y pedir donaciones. El día del evento llegó rápidamente y todo el pueblo estaba emocionado por participar en esta noble causa.

La pileta municipal fue decorada con globos y banderines multicolores mientras las familias llegaban con sus trajes de baño y toallas. Lucía tomó el micrófono y dio un cálido discurso sobre la importancia de compartir lo que tenemos con aquellos que no tienen las mismas oportunidades.

Les recordó a todos lo divertido que puede ser disfrutar del agua durante los días calurosos y cómo eso puede alegrar el corazón de los niños menos afortunados. La gente aplaudió emocionada y comenzaron las actividades del evento.

Había juegos acuáticos, competencias de natación y hasta un show de clavados. Todos se divertían mientras colaboraban con donaciones para ayudar a los niños necesitados.

En medio del bullicio, Lucía notó a una niña sentada en un rincón, mirando tristemente la pileta llena de risas y diversión. Se llamaba Sofía y era nueva en el pueblo. Lucía se acercó a ella con una sonrisa amigable. "¿Qué te pasa, Sofía? ¿Por qué no te estás divirtiendo?"- preguntó Lucía preocupada.

Sofía suspiró y respondió: "No sé nadar, así que no puedo entrar a la pileta"-. Lucía tuvo una idea brillante y le dijo: "¡No te preocupes! Yo puedo enseñarte a nadar. ¡Vamos juntas!"-.

Con mucho entusiasmo, Lucía tomó la mano de Sofía y la llevó hacia la orilla de la piscina. Con paciencia, le explicó cómo mover los brazos y las piernas para flotar en el agua.

Poco a poco, Sofía fue ganando confianza y pronto estaba chapoteando felizmente junto a su nueva amiga. La gente alrededor aplaudió emocionada al ver el progreso de Sofía gracias a la ayuda desinteresada de Lucía.

Este gesto solidario inspiró aún más generosidad entre todos los presentes, quienes continuaron donando dinero para apoyar esta noble causa. Al final del día, Lucía y Sofía se abrazaron alegremente mientras el sol se ponía en el horizonte. Juntas, habían logrado hacer una diferencia en la vida de muchos niños.

A partir de ese día, Lucía Terere Amor Pileta Primavera se convirtió en un evento anual en Villa Primavera. Cada año, más personas se sumaban al proyecto solidario y ayudaban a que los niños menos afortunados pudieran disfrutar del agua y la diversión.

Lucía aprendió una valiosa lección sobre la importancia de compartir nuestras habilidades y recursos con los demás. También descubrió que no hay nada más gratificante que ver una sonrisa en el rostro de alguien gracias a nuestra ayuda desinteresada.

Y así, Lucía Terere siguió siendo un ejemplo de bondad y generosidad para su pueblo, demostrando que cualquier persona puede marcar la diferencia si tiene amor en su corazón.

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