La pista imaginaria



Joaquín era un niño muy feliz y activo. Le encantaba pasar horas jugando con sus autitos y dinosaurios en los toboganes del parque cerca de su casa.

A veces, se imaginaba que sus pequeños juguetes eran autos veloces o enormes criaturas prehistóricas que luchaban entre sí. Un día, mientras paseaba por el parque, Joaquín encontró a un grupo de niños que estaban construyendo una rampa para bicicletas. Él se acercó curioso y les preguntó si podía ayudarlos.

Los chicos aceptaron encantados la ayuda de Joaquín y juntos comenzaron a trabajar en la rampa. -¡Esto va a ser genial! -dijo uno de los niños. -Sí, vamos a poder saltar más alto que nunca antes -agregó otro.

Joaquín estaba emocionado por participar en esa nueva aventura junto a sus nuevos amigos.

Pero cuando llegó el momento de probar la rampa, algo salió mal: uno de los niños perdió el control de su bicicleta y cayó al suelo lastimándose. Joaquín estaba asustado y preocupado por su amigo herido. Pero también se sintió un poco decepcionado porque no pudieron continuar con el juego divertido que habían estado planeando.

Después de ese incidente, Joaquín decidió hacer algo diferente: empezaría a construir una rampa para sus autitos y dinosaurios en lugar de usarla para bicicletas peligrosas.

Con mucho esfuerzo e imaginación, Joaquín creó una increíble pista para sus juguetes favoritos donde podía hacerlos correr y saltar sin poner en riesgo a nadie. -¡Miren lo que hice! -exclamó Joaquín emocionado mientras mostraba su creación a sus amigos del parque. -¡Esto es increíble! -dijo uno de los niños admirando la ingeniosa rampa. -Sí, nunca había visto algo así antes -agregó otro.

A partir de ese día, Joaquín se convirtió en el líder del grupo de niños creativos que construían cosas divertidas y seguras para jugar.

Juntos aprendieron que con un poco de imaginación y trabajo en equipo, podían crear juegos emocionantes sin ponerse en peligro. Y así fue como Joaquín descubrió que no era necesario arriesgar su seguridad o la de otros para divertirse.

Con sus autitos y dinosaurios, pudo seguir jugando por horas en una pista segura y emocionante, rodeado de amigos felices.

FIN.

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