La playa mágica
Juan y Pedro eran dos amigos inseparables. Siempre disfrutaban de pasar tiempo juntos y hacer actividades al aire libre.
Un hermoso día de verano, decidieron ir a la playa para disfrutar del sol, el mar y un delicioso picnic. Mientras caminaban por la orilla de la playa, una ráfaga de viento sopló fuertemente y una bolsa de plástico cayó frente a ellos.
Pedro, sin pensarlo dos veces, se agachó rápidamente para reagarrarla y luego la lanzó al agua. - ¡Listo! - exclamó Pedro con una sonrisa en su rostro. Juan lo miró con sorpresa e inmediatamente le dijo:- ¡Pedro, no puedes hacer eso! Tirar plástico al mar es muy malo para el medio ambiente.
Contamina el agua y daña a los animales marinos. Pedro se encogió de hombros y respondió:- No es gran cosa Juan, solo era una bolsa. Además, ya hay mucha basura en el océano.
Juan suspiró profundamente y decidió que tenía que enseñarle a su amigo sobre la importancia de cuidar nuestro planeta. Así que comenzaron a caminar nuevamente mientras Juan contaba una historia inspiradora. Había una vez un delfín llamado Delfito que vivía feliz en las aguas cristalinas del océano.
Pero un día, Delfito encontró algo extraño flotando en el agua: era una botella de plástico abandonada por los humanos descuidados. Delfito quedó atrapado dentro de ella y luchaba desesperadamente por liberarse.
Por suerte, un grupo de niños que estaba en la playa lo vio y corrió a ayudarlo. Con mucho esfuerzo, lograron sacar a Delfito de la botella y lo devolvieron al mar.
- ¿Has entendido ahora, Pedro? - preguntó Juan mientras miraba fijamente a su amigo. Pedro se quedó pensativo por un momento y luego asintió con la cabeza. - Sí, Juan. Ahora entiendo lo malo que es tirar plástico al mar. No quiero lastimar a los animales ni contaminar el agua.
Lo siento por lo que hice antes. Juan sonrió contento y le dio una palmada en el hombro. - ¡Eso me alegra escucharlo! Juntos podemos hacer una diferencia.
A partir de ahora, vamos a ser más conscientes sobre cómo tratamos nuestro entorno. Desde ese día, Juan y Pedro se convirtieron en defensores del medio ambiente. Organizaron campañas para limpiar las playas y reciclar adecuadamente los desechos.
Invitaron a sus amigos y familias a unirse a ellos para proteger el océano y todos sus habitantes. Y así, gracias al poder de la amistad y la conciencia ambiental, Juan y Pedro lograron inspirar a muchas personas a cuidar del planeta Tierra.
Cada pequeño gesto cuenta cuando se trata de preservar nuestro hogar, porque todos tenemos el poder de hacer del mundo un lugar mejor para vivir.
FIN.