La plaza de los amigos



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, mientras paseaba por el centro del pueblo, vio a lo lejos una plaza llena de niños jugando y riendo.

Sofía se sintió muy emocionada al ver tanta diversión y decidió acercarse. Cuando llegó a la plaza, se encontró con un grupo de niños que estaban jugando a la pelota.

Sofía se acercó tímidamente y les preguntó si podía jugar con ellos. "¡Claro! ¡Vení!" -le respondieron los niños sin dudarlo. Sofía empezó a jugar con ellos y rápidamente se dio cuenta de que no era tan buena como los demás.

Pero esto no la desanimó, al contrario, ella quería aprender más para poder ser igual de buena que sus nuevos amigos. Después de un rato jugando, uno de los niños le propuso ir a comprar helados en la heladería del pueblo.

Todos aceptaron entusiasmados y fueron corriendo hacia allí. "¿Qué sabor te gusta?" -preguntó uno de los niños a Sofía cuando llegaron a la heladería. "No sé... nunca he probado muchos sabores" -respondió ella apenada.

Los otros niños quedaron sorprendidos por su respuesta pero decidieron ayudarla. Cada uno eligió un sabor diferente y compartieron sus helados entre todos para que Sofía pudiera probarlos todos también.

Después de ese día, Sofía volvió todos los días a jugar con sus nuevos amigos en la plaza. Aprendió nuevas habilidades y descubrió cosas nuevas gracias a ellos. Pero lo más importante, aprendió que no es necesario ser perfecto para hacer amigos y que la diversión está en el camino, no en el destino.

Y así, Sofía se convirtió en una niña feliz y llena de aventuras gracias a su valentía de acercarse a los demás sin miedo.

FIN.

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