La Poción de los Valientes
Había una vez un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad, donde reinaba el miedo y la brujería.
Los niños del pueblo vivían asustados por las historias escalofriantes que les contaban sus padres sobre una bruja malvada que habitaba en el bosque cercano. Un día, un niño llamado Martín decidió enfrentar su miedo y descubrir si esas historias eran verdad. Se adentró en el oscuro bosque con valentía y determinación.
Mientras caminaba entre los árboles altos y retorcidos, comenzó a sentir un escalofrío recorrer su espalda. De repente, escuchó unos ruidos extraños provenientes de una cueva escondida entre la maleza. Martín se acercó cautelosamente y vio a una anciana sentada frente a un caldero humeante.
Sus ojos brillaban con malicia mientras revolvía algo dentro del caldero. "¡Quién eres tú!", exclamó Martín temblando de miedo. La anciana sonrió siniestramente y respondió: "Soy la Bruja Oscura, hechicera de este lugar".
Martín tragó saliva pero no dejó que aquel encuentro lo intimidara. Decidió enfrentarla con valentía y le preguntó qué hacía allí. La Bruja Oscura le explicó que estaba preparando una poción para hacer desaparecer todos los miedos del mundo.
Pero necesitaba la ayuda de alguien valiente para completarla correctamente. Martín sintió curiosidad mezclada con temor, ¿será posible que la Bruja Oscura tuviera buenas intenciones? ¿Podría realmente eliminar todos los miedos del mundo?"¿Cómo puedo ayudarte?", preguntó Martín, decidido a descubrir la verdad.
La bruja le explicó que necesitaba recolectar tres ingredientes especiales: una pluma de un águila real, una lágrima de un niño valiente y un rayo de luna llena atrapado en una botella. Martín aceptó el desafío y comenzó su búsqueda.
Escaló las altas montañas para encontrar al águila real y con paciencia esperó hasta que esta dejara caer una pluma dorada.
Luego, buscó en todo el pueblo hasta encontrar al niño más valiente, quien accedió a darle una lágrima para cumplir su misión. Por último, Martín se aventuró en las profundidades del bosque durante la noche de luna llena. Armado con su botella vacía, esperaba ansiosamente el momento adecuado para atrapar un rayo de luz lunar.
Con destreza y rapidez, logró capturar ese rayo tan especial. Regresando a la cueva de la Bruja Oscura, entregó todos los ingredientes necesarios para completar la poción. La anciana mezcló cuidadosamente cada uno mientras murmuraba palabras mágicas.
Cuando terminaron, ella le ofreció a Martín un vial lleno de líquido brillante. "Esto te ayudará a enfrentar tus miedos", dijo la bruja amablemente. Martín tomó el vial con manos temblorosas pero llenas de gratitud.
Agradeció a la Bruja Oscura y dejó la cueva con una sonrisa en su rostro. A medida que Martín regresaba al pueblo, comenzó a sentir un cambio dentro de él. El miedo que solía atormentarlo desapareció gradualmente, reemplazado por una valentía renovada.
Martín compartió su historia con los demás niños del pueblo y les mostró el vial mágico. Todos quedaron sorprendidos y decidieron enfrentar sus propios miedos también. El pueblo cambió para siempre.
Los niños ya no vivían en el temor constante, sino que se apoyaban mutuamente para superar sus inseguridades. La Bruja Oscura resultó ser menos malvada de lo que todos pensaban y fue aceptada como parte de la comunidad.
Así, gracias a la valentía de un niño llamado Martín, el miedo se convirtió en coraje y el terror en esperanza.
A partir de ese día, el pequeño pueblo aprendió una lección importante: nunca juzgues a alguien por su apariencia o por las historias escalofriantes que escuches, porque incluso los más oscuros secretos pueden esconder actos de bondad.
FIN.