La Posada Verde del Zorro



Tomás y Sarita siempre habían amado la naturaleza. Desde pequeños, disfrutaban de largas caminatas por el bosque, observando los pájaros y las plantas que allí habitaban.

Pero siempre habían soñado con vivir en un lugar donde pudieran estar rodeados de la naturaleza todo el tiempo. Un día, decidieron dejar la ciudad y mudarse al campo.

Después de buscar durante mucho tiempo, encontraron el lugar perfecto para su nueva vida: una hermosa casa rodeada de árboles y con una vista increíble del Río Paraná. Pero Tomás y Sarita no querían ser los únicos que disfrutaran de ese maravilloso lugar.

Así que decidieron abrir una Posada de Campo para recibir a turistas que quisieran pasar unos días en contacto con la naturaleza. La posada era acogedora y rústica, con muebles hechos a mano por Tomás y decoraciones inspiradas en la flora local.

Y lo mejor de todo era su ubicación: a solo tres kilómetros del Bosque en Galería, donde se podía hacer senderismo o simplemente sentarse a contemplar los árboles. Los primeros huéspedes llegaron pronto después de inaugurar la posada. Eran una familia compuesta por un matrimonio joven y sus dos hijos pequeños.

La familia estaba emocionada por pasar unos días alejados del estrés de la ciudad. "¡Bienvenidos! ¡Qué alegría tenerlos aquí! ¿Cómo les ha ido en el viaje?", preguntó Sarita mientras les mostraba su habitación. "Muy bien, gracias", respondió el padre sonriendo.

"Es un lugar hermoso. Nunca habíamos estado en un lugar tan tranquilo". "Nos encanta la naturaleza", dijo la madre. "Es genial poder compartir esto con nuestros hijos y enseñarles a apreciarla".

Durante los siguientes días, la familia disfrutó de largas caminatas por el bosque, baños en la playa de arena y tardes tranquilas leyendo libros bajo los árboles.

Pero un día, mientras estaban haciendo una caminata por el bosque, se encontraron con algo inesperado: un pequeño zorro que parecía haberse lastimado una pata. "¡Miren! ¡Un zorro!", exclamó uno de los niños señalando al animalito. "Parece que está lastimado. Debemos ayudarlo", dijo el padre preocupado. Tomás y Sarita se acercaron para ver al zorro.

La pata estaba herida pero no parecía ser nada grave. "Podemos llevarlo a casa y curarlo", sugirió Sarita. "Tenemos algunas medicinas para animales". Así fue como la familia terminó llevándose al pequeño zorro a la posada.

Tomás y Sarita lo cuidaron durante varios días hasta que su pata sanó completamente. La familia estaba muy emocionada de ver cómo el animalito se había recuperado gracias a ellos.

Y así, aprendieron una importante lección sobre cuidar del medio ambiente y las criaturas que habitan en él.

Al finalizar su estadía en la posada, la familia dejó una reseña positiva destacando lo maravilloso que había sido su tiempo allí:"La Posada de Campo es un lugar increíblemente hermoso donde pudimos conectarnos con la naturaleza y aprender sobre su importancia. Además, la hospitalidad de Tomás y Sarita fue excepcional. ¡Muchas gracias por todo!". Tomás y Sarita se sintieron felices al leer esa reseña.

Sabían que habían encontrado su verdadera pasión en la vida: compartir su amor por la naturaleza con otros y enseñarles a valorarla tanto como ellos lo hacían.

FIN.

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