La Pozón de Frutas mágicas



En un hermoso paisaje colonial, había una casa donde vivía una bruja llamada Marisol. Era famosa por su elegancia y belleza, pero también por sus extrañas habilidades. En su jardín crecía una flor mágica que emanaba una fragancia especial. Marisol utilizaba la esencia de esa flor para crear pociones de frutas que podían ayudar a los habitantes del pueblo.

Un día, un zorro travieso se apareció en su puerta. "Hola, Marisol. He escuchado que haces las mejores pociones. Quiero una que me haga el más veloz del bosque"- dijo el zorro con simpatía.

"Eres muy astuto, pequeño zorro. Pero el respeto y la soledad son importantes. Debes aprender a apreciar lo que ya tienes"- respondió Marisol con sabiduría.

El zorro, algo decepcionado, decidió ayudar a Marisol en lugar de pedirle algo a cambio. Juntos recolectaron leña para el fuego y cultivaron más flores en el jardín. Con el tiempo, Marisol aprendió a apreciar la compañía del zorro, mientras el zorro entendía la tranquilidad de vivir en armonía con el entorno.

Con la llegada del verano, el pueblo organizó una fiesta. Marisol decidió hacer su famosa bebida de frutas mágicas para los habitantes. "Quiero compartir con todos lo que hemos creado juntos"-, dijo a su nuevo amigo. Durante la fiesta, la fragancia de la flor se esparció por todo el pueblo, y la gente admiraba la belleza de su jardín.

Todos se sintieron agradecidos por su amistad y las enseñanzas que les ofreció. Así, el zorro descubrió que la verdadera magia no estaba en ser el más veloz, sino en compartir momentos y valorar el trabajo en equipo.

Desde entonces, Marisol y el zorro vivieron felices, disfrutando de cada día en su hogar y dejando atrás la soledad plegando la elegancia de la amistad.

FIN.

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