La Primavera de los Sueños
Era un radiante día de primavera en el pueblito de Florencitas. Los niños de la escuela estaban ansiosos, pues el maestro José había prometido una sorpresa especial: un picnic en el parque. Un grupo de amigos, Sofía, Lucas y Valentino, no podían contener su alegría.
"¡No puedo esperar para jugar y comer cosas ricas!" - exclamó Sofía mientras saltaba de felicidad.
"¡Sí! Y también quiero ver cuáles son las flores nuevas que han crecido" - añadió Lucas, quien siempre tenía un interés particular por la naturaleza.
"Yo traeré una pelota para jugar al fútbol después de comer" - dijo Valentino, con una gran sonrisa.
Cuando llegaron al parque, se encontraron rodeados de árboles en flor, mariposas danzando y risas llenando el aire. Se sentaron en una manta verde que había llevado el maestro José y sacaron sus viandas. La emoción estaba en el aire.
De repente, un grupo de niños se acercó corriendo, trayendo consigo una pelota de colores.
"¡Hola! ¿Quieren jugar con nosotros?" - preguntó una niña llamada Carla.
"¡Sí!" - respondieron todos al unísono.
El juego comenzó a gran velocidad, risas y gritos fueron el lenguaje del momento. Pero mientras jugaban, una mariposa de colores vibrantes atrajo la atención de Sofía.
"¡Miren! ¡Esa mariposa es hermosa!" - gritó mientras se apresuraba a seguirla.
La mariposa revoloteaba entre las flores, y Sofía la seguía sin darse cuenta de que se alejaba del grupo. De repente, se dio cuenta que se había perdido. El pánico comenzó a apoderarse de ella. Mirando a su alrededor, todo se veía diferente.
"¡Lucas! ¡Valentino!" - gritó, pero no obtuvo respuesta.
"¿Dónde están todos?" - se preguntó a sí misma.
Mientras tanto, Lucas y Valentino estaban preocupados. Al ver que Sofía había desaparecido, decidieron ir en su búsqueda.
"No puede haber ido muy lejos. ¡Sigamos la dirección en la que la vimos por última vez!" - sugirió Valentino.
"Sí! ¡No perderemos la esperanza!" - añadió Lucas con determinación.
Sofía, aunque asustada, recordó algo que su mamá le había enseñado: "Si alguna vez te sientes perdida, busca un lugar conocido o mira hacia adelante y sigue siempre el camino que te haga sentir segura". Así que, tomando una respiración profunda, decidió seguir hacia arriba un pequeño sendero que la llevó a un antiguo árbol de magnolia donde solían jugar en días de primavera.
En ese momento, Lucas y Valentino llegaban al mismo lugar desde la dirección opuesta.
"¡Sofía!" - llamaron al unísono.
"¡Aquí estoy!" - respondió ella, aliviada al escuchar sus voces.
Se abrazaron como si nunca estuvieran separados.
"No debimos separarnos, pero ahora ya sabemos que siempre debemos estar juntos", comentó Lucas.
"¡Sí, la primavera es mejor cuando estamos todos!" - agregó Valentino orgulloso.
Decidieron regresar al picnic juntos, compartiendo historias y risas, recordando lo importante que era estar unidos. Al volver, el maestro José les sonrió y les dijo:
"Lo que sucedió hoy es un gran recordatorio. En la aventura de la vida, nunca se debe perder de vista a los amigos, así como en la primavera, nos llenamos de colores y momentos especiales, pero debe ser compartido."
Después de comer, los niños decidieron hacer un mural con flores que recogieron del parque y corazones pintados de colores. Cada uno pintó algo que representara su amistad. El mural se convirtió en un símbolo de su unión, donde cada trazo contenía un recuerdo de aquel día.
La primavera seguía avanzando en Florencitas, y los niños aprendieron que juntos podían experimentar la belleza del mundo de maneras más ricas y significativas. Con cada aventura, recordarían que la auténtica alegría se encuentra en la compañía de quienes amamos.
FIN.