La Primavera Perdida



Era un hermoso día de marzo en el pueblo de Colorín. Los árboles estaban llenos de hojas verdes y las flores empezaban a asomar sus colores vibrantes. Pero, ese año, algo extraño estaba sucediendo: ¡la primavera había desaparecido!

Las aves no cantaban, los ríos no fluían con alegría y el cielo parecía más gris que nunca. Todos en Colorín se preguntaban qué había pasado. Las flores se sentían tristes y, a medida que pasaban los días, la melancolía invadía el pueblo.

Un día, dos amigos, Lila la mariposa y Tito el sapo, decidieron que debían investigar. "No puedo más con esta tristeza. Debemos encontrar la primavera y traerla de vuelta", dijo Lila, revoloteando nerviosa.

"Sí, Lila. La primavera traía alegría y color. No podemos quedarnos aquí sin hacer nada", respondió Tito, dándose un pequeño golpe en su pecho.

Los dos amigos emprendieron un viaje, recorriendo los campos y los bosques. Preguntaron a los viejos árboles y a las suaves brisas, pero nadie sabía dónde encontrar la primavera. Hasta que un anciano búho les dio una pista.

"La primavera se fue a buscar un nuevo hogar porque la gente dejó de cuidarla. Si los corazones de las personas no están en sintonía con la naturaleza, ella decide marcharse", les explicó el búho.

Lila y Tito se miraron preocupados. "¿Qué podemos hacer para que la primavera quiera volver?", preguntó Lila.

"Ustedes deben enseñar a la gente a amar y cuidar la naturaleza nuevamente. ¡Esa será la clave!", contestó el búho antes de volar hacia el amanecer.

"¡Vamos, Tito! Tenemos un trabajo que hacer!", exclamó Lila, llena de determinación. Los amigos regresaron a Colorín para contarle a todos sobre la primavera y la importancia de cuidar su entorno.

Empezaron por organizar un gran festival de la naturaleza. Reunieron a todos los vecinos y, a través de juegos, historias y canciones, llevaron un mensaje claro: "¡Cuidemos nuestros árboles y flores! ¡Respetemos a los animales! ¡La primavera es una fiesta que debemos celebrar todos los años!"

Durante el festival, los chicos plantaron flores en el parque, recogieron basura del río y pintaron murales llenos de color. Los adultos también se unieron, compartiendo anécdotas sobre cómo solían cuidar su entorno cuando eran niños.

Poco a poco, el pueblo recuperó su alegría. Las flores florecieron nuevamente y el canto de las aves llenó el aire. Después de algunos días, Lila y Tito se dieron cuenta de que un suave aire tibio estaba soplando a su alrededor. "¿Lo sentís, Tito? Parece que la primavera se está acercando", le dijo Lila emocionada.

Al día siguiente, mientras jugaban en el campo, titilando de felicidad, vieron por fin a la primavera. Era un ser resplandeciente, con colores brillantes y fragancias dulces. "Gracias, amigos. Regresé porque vi el esfuerzo de ustedes y el amor que creció en sus corazones. ¡Estoy aquí para quedarme!", dijo la primavera con una voz suave.

Los dos amigos saltaron de alegría. "¡Ahora sí! ¡Hicimos que volviera!", gritó Tito, mientras Lila giraba en el aire.

Desde ese día, en Colorín, la primavera no solo volvía, sino que también se celebraba con un festival cada año. Lila y Tito se convirtieron en los guardianes de la naturaleza y comenzaron a enseñar a todos cómo cuidar de su hogar. Se dieron cuenta que, aunque la primavera puede irse, siempre puede volver si hay amor y cuidado en el corazón de la comunidad.

Y así, Colorín floreció en alegría y color, siempre recordando que cada día es una oportunidad para cuidar nuestro planeta e invitar a la primavera a quedase siempre con nosotros.

FIN.

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