La Princesa Alas de Dragón



Había una vez en China, una hermosa princesa llamada Dragon Tesoro. Ella era la hija del emperador y vivía en un palacio rodeado de jardines y estanques llenos de peces dorados.

La princesa siempre había soñado con volar como los pájaros que veía desde su ventana. Pero, cada vez que le preguntaba a su padre cómo podía hacerlo, él le decía que era imposible para ella porque las princesas no vuelan.

Un día, mientras paseaba por el jardín, la princesa encontró a un pequeño dragón moribundo. Lo llevó al palacio y lo cuidó hasta que se recuperó. Agradecido por su ayuda, el dragón le concedió tres deseos. "Quiero volar como un pájaro", dijo la princesa emocionada.

"Eso es fácil", respondió el dragón. "Solo necesitas mis alas". El dragón desplegó sus alas y las colocó sobre los hombros de la princesa.

De repente, comenzaron a crecer escamas verdes en su piel y dos alas salieron de sus omoplatos. "¡Increíble!", exclamó la princesa alzándose en el aire. "Ten cuidado", advirtió el dragón. "No vueles demasiado alto o podrías perder tus alas". La princesa disfrutaba tanto del vuelo que se olvidaba de todo lo demás.

Sin embargo, un día vio algo extraño desde arriba: un grupo de soldados invadiendo el palacio. "¡Debo avisarle a mi padre!", pensó rápidamente la princesa. Pero cuando intentó descender, descubrió que sus alas habían desaparecido.

La princesa cayó al suelo y se lastimó la pierna. "¿Qué voy a hacer ahora?", se preguntaba angustiada. Fue entonces cuando recordó el segundo deseo que el dragón le había concedido: "Siempre tendrás un amigo fiel".

La princesa llamó a su mejor amiga, una niña de su misma edad llamada Mei Ling, quien llegó corriendo para ayudarla. Juntas, idearon un plan para detener a los soldados y salvar al palacio.

Mei Ling distrayó a los invasores mientras la princesa buscaba un lugar seguro donde esconderse. Al final del día, lograron expulsarlos del palacio gracias a su astucia y valentía. "¡Eres increíble!", exclamó Mei Ling abrazando emocionada a la princesa. "No lo hubiera logrado sin ti", respondió ella sonriendo.

La princesa aprendió que volar no era solo una forma de divertirse sino también una herramienta poderosa para proteger lo que más quería.

Y aunque ya no tenía alas físicas, siempre las llevaría en su corazón como símbolo de libertad y coraje. Y así fue como Princesa Dragon Tesoro China Volar encontró en la amistad y en su propia determinación las claves para superar cualquier obstáculo en la vida.

FIN.

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