La Princesa Alihsa en la Playa



Había una vez una princesa llamada Alihsa que decidió ir de paseo a la playa. Estaba emocionada por pasar un día en la arena y el mar. La princesa se preparó su mochila con todas las cosas que necesitaría: protector solar, sombrero, toalla, juguetes de playa y por supuesto, su botella de agua. Una vez lista, partió hacia la costa.

Al llegar, la princesa Alihsa se encontró con un grupo de amigos que estaban construyendo un castillo de arena. Decidió unirse a ellos y juntos comenzaron a construir el castillo más grande que nunca hubieran imaginado.

-¡Vamos, princesa Alihsa, necesitamos más conchas para decorar el castillo! -gritó uno de sus amigos.

La princesa corrió hacia la orilla del mar y recolectó las conchas más bonitas que encontró. Mientras lo hacía, vio a un niño triste sentado cerca del agua.

-¿Estás bien? -preguntó la princesa.

El niño le contó que perdió su balde y su pala, y ahora no tenía con qué jugar. La princesa Alihsa sonrió y le dio sus propios juguetes para que pudiera divertirse.

Después de un rato, el castillo de arena estaba terminado y todos estaban felices de haber trabajado juntos. La princesa Alihsa se sentía contenta de haber ayudado al niño triste, pero de repente, vio que una ola gigante se acercaba rápidamente hacia el castillo.

-¡Oh no! ¡La ola va a destruir todo nuestro trabajo! -gritó uno de sus amigos.

Sin pensarlo dos veces, la princesa Alihsa corrió hacia el castillo y comenzó a hacer un canal con sus manos, desviando el agua lejos de la construcción. Todos sus amigos la ayudaron y juntos lograron salvar el castillo.

-¡Eres increíble, princesa Alihsa! -exclamaron todos.

La princesa sonrió, feliz de haber ayudado una vez más. El día en la playa terminó con risas, juegos y mucha diversión. Aprendió que trabajar en equipo y ayudar a los demás puede hacer una gran diferencia.

Al regresar al castillo, la princesa Alihsa se sentía orgullosa de su día en la playa. Guardó un par de conchas en su habitación para recordar la buena experiencia. Y desde entonces, siempre recordó que la amistad y el espíritu solidario pueden hacer que cualquier día sea especial.

FIN.

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