La Princesa Ariana y el Bosque de la Luz


Había una vez en un lejano reino, la Princesa Ariana. Ella vivía en un hermoso castillo rodeado de jardines y bosques encantados.

Pero lo que más amaba Ariana era el Bosque de las Mariposas, un lugar mágico lleno de colores y seres alados. Un día, la Princesa Ariana recibió una carta de su abuelita, quien vivía en un pequeño pueblo cerca del bosque.

La abuelita le contaba que estaba muy enferma y necesitaba ver a su querida nieta antes de partir hacia el cielo. Ariana se puso muy triste al leer la carta, pero sabía que debía hacer todo lo posible por estar junto a su abuelita en esos momentos difíciles.

Así que decidió emprender un viaje hacia el pueblo sin demora. Cuando llegó al pequeño pueblo, la Princesa Ariana se encontró con sus amigos los animales del bosque: el conejo saltarín, el zorro astuto y el pájaro cantor.

Ellos decidieron acompañarla hasta la casa de su abuelita para brindarle apoyo y alegría. Al llegar a la casa de la abuelita, Ariana se dio cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo.

El Bosque de las Mariposas había perdido todos sus colores y ahora reinaba una gran tristeza en él. La Princesa Ariana decidió investigar qué estaba pasando y descubrió que unas malvadas criaturas llamadas —"Sombras"  habían invadido el bosque y robado toda la alegría y belleza.

Con valentía, Ariana decidió enfrentarse a las Sombras y rescatar el Bosque de las Mariposas. Con la ayuda de sus amigos animales, se adentraron en el bosque oscuro y peligroso. En su camino, se encontraron con varias pruebas que debían superar.

En una cueva oscura, un laberinto sin fin y un río lleno de corrientes traicioneras. Pero Ariana no se dio por vencida y siguió adelante. Finalmente, llegaron al corazón del bosque donde las Sombras tenían prisioneras a todas las mariposas.

Ariana les habló con dulzura y amor, recordándoles lo hermosas que eran y lo mucho que iluminaban el mundo con sus colores. Las mariposas comenzaron a revolotear lentamente alrededor de Ariana, recuperando poco a poco su belleza perdida.

Las Sombras no podían soportar tanta luz y desaparecieron para siempre. El Bosque de las Mariposas volvió a ser tan vibrante como antes e incluso más hermoso gracias al coraje y determinación de la Princesa Ariana.

La abuelita de Ariana había presenciado todo desde su ventana y estaba muy orgullosa de su valiente nieta. Juntas compartieron momentos llenos de amor antes de que la abuelita partiera hacia el cielo.

Ariana regresó al castillo convertida en una verdadera heroína, pero nunca olvidaría la lección que aprendió en aquel viaje: nunca rendirse ante los obstáculos y siempre luchar por lo que uno ama.

Y así vivió feliz para siempre junto a su amada abuelita en su corazón, recordando siempre la importancia de mantener viva la belleza y alegría en el mundo.

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