La princesa aventurera
Había una vez en un reino lejano, una princesa llamada Elizabeth. Era muy hermosa y bondadosa, pero también era muy curiosa y aventurera. Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Elizabeth se encontró con un sapo.
El sapo le habló y le dijo que si lo besaba, se convertiría en un príncipe encantador. Pero la princesa no creyó en su historia y continuó caminando.
Más tarde ese día, el rey convocó a todos los caballeros del reino para una competencia de esgrima. Elizabeth siempre había querido aprender esgrima, así que decidió disfrazarse como un caballero y participar en la competencia.
Elizabeth sorprendió a todos los presentes con su habilidad para la esgrima y ganó el torneo. Sin embargo, cuando intentaba quitarse el casco de caballero para revelar su identidad, uno de los otros caballeros intentó detenerla. "¡No permitiré que una mujer gane este torneo!"- exclamó el otro caballero.
Pero justo entonces, apareció el sapo mágico que Elizabeth había encontrado antes. Se transformó en un príncipe encantador frente a todos los presentes y desafió al otro caballero a un duelo justo.
Después de vencer al otro caballero fácilmente, el príncipe reveló su verdadera identidad como hijo del rey vecino. El rey vecino estaba impresionado por la valentía de Elizabeth y ofreció casarse con ella. Pero ella declinó amablemente la oferta ya que aún no estaba lista para casarse.
En cambio, decidió seguir explorando el mundo y aprendiendo cosas nuevas. Desde ese día, Elizabeth se convirtió en una heroína del reino y continuó aventurándose por el mundo mientras ayudaba a otros en necesidad.
Y aunque nunca se casó con un príncipe, encontró la felicidad al vivir su vida al máximo.
Y así termina la historia de la princesa Elizabeth, quien demostró que las mujeres pueden ser tan valientes y aventureras como los hombres, y que no necesitan un príncipe encantador para encontrar la felicidad.
FIN.