La Princesa Beli y el Arcoíris de los Sueños
En un reino lejano, donde el cielo siempre se vestía de colores y las flores nunca dejaban de bailar al son del viento, vivía una hermosa princesa llamada Beli. Ella tenía un vestido amarillo brillante que resplandecía como el sol y un corazón tan grande como el océano. Todos en el reino la querían mucho por su alegría y su bondad.
Un día, mientras Beli jugaba en el jardín real rodeada de mariposas que daban vueltas entre las flores, notó algo extraño en el cielo. "Mirá, ¡hay un arcoíris gigante!"- exclamó con alegría. Con su curiosidad, decidió correr hacia él. Las mariposas, volando tras de ella, parecían compartir su emoción.
Cuando llegó a la base del arcoíris, se dio cuenta de que era muy diferente a los que había visto antes. No solo era colorido, sino que además, brillaba con estrellas fugaces que escapaban de lo alto. "¿Qué será esto?"- se preguntó Beli, maravillada.
De pronto, una estrella fugaz se deslizó y, al aterrizar, tomó la forma de un pequeño duende llamado Lúm. "Hola, princesa Beli. Este arcoíris pertenece a los sueños de todos los habitantes del reino. Cuando un sueño es olvidado, el arcoíris se apaga un poco"- explicó Lúm con una voz suave.
"¡Oh, no!"- dijo Beli, preocupada. "¿Y qué puedo hacer yo para ayudar?"-
"Necesitamos encontrar a todos los que han olvidado sus sueños y recordarles lo que deseaban. Juntos, podemos llenar este arcoíris nuevamente y hacer que brille más que nunca!"- respondió Lúm.
Beli, llena de energía, se comprometió a ayudar. Lúm le explicó que cada persona que había olvidado su sueño tenía una pequeña chispa en su corazón, y que ella debía hacer algo especial para despertar esas chispas.
El primer lugar al que fueron fue la aldea de los panaderos. Allí, encontraron a un viejo panadero que había dejado de soñar con crear el pan más delicioso del reino. "Señor Panadero, ¿no querrías hacer un pan mágico?"- le preguntó Beli.
"No, hace mucho que me rendí de mis sueños"- respondió el panadero con un susurro.
"¡Pero los sueños son como las semillas! Necesitan ser cultivados"- insistió La princesa Beli. "¡Imaginate el pan que podrías hacer si crees en tu magia!"- El panadero, emocionado por la idea, volvió a experimentar y pronto, horneó un pan que hacía sonreír a todos.
Lúm se iluminó y una chispa brilló en su corazón. "Uno más, Beli. ¡Vamos!"- dijo, mientras iban rumbo a la próxima parada: la plaza del pueblo, donde un pintor había dejado su pasión por el arte por completo.
"¿Te gustaría pintar algo que haga brillar el corazón de las personas?"- preguntó Beli.
"No sé, ya no tengo inspiración..."- respondió el pintor, desanimado.
"¡Pero el mundo está lleno de colores! Usemos ese arcoíris como inspiración. Te necesitamos"- le dijo ella con determinación. El pintor, contagiado por su entusiasmo, tomó los pinceles nuevamente y creó un mural deslumbrante que capturó la esencia de los sueños del pueblo.
Una chispa más iluminó el arcoíris. Así siguieron, visitando a un músico que había dejado de tocar su guitarra, a una joven jardinera que había olvidado lo que significaba soñar, y cada vez, Beli y Lúm lograban encender las chispas en el corazón de cada uno.
Finalmente, cuando visitaron al rey del lugar, se dieron cuenta de que él también había olvidado sus sueños, bajo las responsabilidades del trono. "Rey, ¿no hay nada que te haga feliz?"- le preguntó Beli con ternura.
"Sí, pero..."- el rey miró a su alrededor con nostalgia.
"¡No dudes! Es hora de que todos en este reino volvamos a soñar juntos!"- exclamó Beli.
Desde ese día, el rey organizó grandes fiestas de sueños, donde todos podían compartir sus deseos y aspiraciones. El arcoíris comenzó a brillar con más intensidad, y el reino se llenó de risas, música y color.
Así, con cada nuevo sueño recordado, las mariposas danzaban felices, y Beli entendió que nunca es tarde para creer en la magia de los sueños, y que cada uno tiene un papel en hacer brillar la vida. Gracias a su vestido amarillo, su bondad y su fe en el poder de los sueños, todos en el reino fueron inspirados a volver a soñar.
Y así, con un resplandeciente arcoíris guiando el camino, Beli y Lúm ayudaron a muchos a encontrar una chispa en sus corazones, demostrando que con amor y fe, cualquier cosa es posible.
Desde entonces, la princesa siguió visitando a los habitantes del reino, recordando a cada uno de ellos que nunca deben dejar de perseguir sus sueños.
FIN.